Sin duda el hecho más importante de la Antigüedad fue el nacimiento de Roma y su posterior imperio que abarcó todo el mundo conocido entonces. La Arqueología revela y puede aclarar algunas incógnitas sobre su origen y desarrollo. Las impresionantes catacumbas son un legado arqueológico que se sigue estudiando pero, ¿cuándo se construyeron las primeras y por quién? ¿Se construyeron desde los mismos inicios de la ciudad?

Llegaron expediciones romanas hasta China por el este (demostrado, hasta existe todo un pueblo “europeo” en la frontera entre China y Mongolia, donde se guardan restos y objetos romanos, como ruedas, desconocidas en esa cultura por entonces). Al norte llegaron hasta las estepas rusas; hasta Portugal (Lusitania), Islas Británicas y costas de las Islas Canarias por el Oeste, y hasta el África Negra por el sur. Desde el mismo nacimiento de Roma ya existían rutas comerciales establecidas que abarcaban todo el ámbito Mediterráneo.

Roma es quizás el enclave histórico más estudiado del mundo, por eso no entiendo algunas afirmaciones de los historiadores sobre su origen, fundación y los periodos históricos que se atribuyen a su desarrollo étnico y cultural. Roma se fundó por Rómulo, su primer rey, en un 21 de Abril del 753 a. de C. Pero la Arqueología no ha encontrado restos más antiguos al 600 a. de C., de modo que la consecución de primeros reyes, según la tradición romana, parece que es legendaria y no se basa en la realidad histórica. Se considera que sus primeros siete reyes sólo existieron en la “galería de héroes”, imitando el panteón de semidioses griegos de la época.

Los historiadores modernos, sin embargo, consideran a Lucio Tarquinio Prisco (5º de los reyes legendarios), que vivió entre el 616 al 578 a. de C., como el verdadero fundador de Roma. Y ¿de dónde venía este tal Tarquinio? Pues como su nombre indica, era hijo de Demarato, un corintio que consiguió reinar en la ciudad etrusca de Tarquinia, de ahí el nombre de su hijo. Pero hay muchas incógnitas. Por ejemplo, se cuenta en las crónicas de Tito Livio (escritas por el 28 a. de C.), que “fue el primero en usar de artimañas políticas, pronunciando discursos para ser elegido y construyó nuevas calles y monumentos…, etc.” Luego ya existía Roma según las crónicas, pero no según la Arqueología. Así que seguimos con el dilema. Pero lo más importante es el origen de Roma en sí y qué cultura habitaba hasta la aparición de todos estos reyes que se atribuyeron su engrandecimiento, reyes que se sucedieron por casi dos siglos y medio hasta el advenimiento de la República en el 509 a. de C.

La solución más lógica y que el sentido común dicta, es que Roma fue siempre etrusca. De una aldea de cabañas humilde fue capitalizando dicho pueblo etrusco poco a poco y lo sustituyó etimológicamente, de una forma natural y por el pueblo, hasta que lo “etrusco” se fue diluyendo en el olvido pero sin perderse sus fundamentos culturales ancestrales. El mismo ejemplo lo encontramos con los íberos, que perdieron sus etimologías para cambiarlas por nuevas. Por ejemplo, Valentia Edetanorum (edetanos valientes), terminó siendo la ciudad de Valencia actual, cambiando el nombre pero no las raíces ancestrales de su pueblo.

Durante más de un siglo de estudios arqueológicos, que abarcaron desde finales del siglo XIX hasta finales del XX, se tiene como seguro que los asentamientos helénicos (polis) en Italia provocaron el desarrollo y auge de una cultura que acabó construyendo Roma. Se tomó siempre a Etruria como “un pueblo de origen indefinido” más o menos “exótico” y que no pintaba nada en la ecuación. Pero la misma Arqueología fue descubriendo desde entonces y, sobre todo, en la última década de los 1990s, una red de asentamientos por toda Italia que ya confería una mayor importancia a los etruscos, de los que incluso se conoce su escritura, se puede leer por estar transcrita al alfabeto griego, pero al igual que el íbero, todavía no comprendemos.

Vamos, que de ser considerado al principio como un pueblo localizado en lo que hoy conocemos como la Toscana, resulta que su “imperio” abarcaba desde los Alpes hasta Nápoles, prácticamente toda la península itálica y algo más. También se ha comprobado que no fue un pueblo llegado de otro lugar, de modo que la lógica nos dicta que “permitieron” las colonias griegas y que también se beneficiaron del comercio, motivo principal de dicha permisividad con los extranjeros. Pero los siglos pasan, y también se suceden los cambios políticos y sociales. El nacimiento de Roma se establece alrededor del 600 a. de C. y, curiosamente, será entre el 600 y el 500 a. de C. cuando ocurre en el ámbito Mediterráneo una sucesión de acontecimientos que cambiará el mundo. Tartessos, una cultura grandiosa autóctona ibérica, desaparece. La cultura autóctona íbera del Levante conocerá un nuevo poder de origen fenicio: Cartago, y éstos serán también los que contribuirán (con las guerras) a la disolución de Etruria, a la expulsión de los griegos y comienzo del fenomenal ascenso de Roma.

La costumbre etrusca como de los pueblos autóctonos del Occidente Mediterráneo, por incinerar a sus muertos, no impidió la construcción de tumbas y galerías subterráneas con nichos para guardar las cenizas. Se tiene la costumbre como llegada de Oriente, de las culturas fenicia y egipcia principalmente, pero los enterramientos como costumbre no se imitan, sino que los autóctonos occidentales ya los practicaban siglos antes o al tiempo que esas otras culturas. Se puede imitar el arte y alguna técnica constructiva, pero excavar la tierra y construir necrópolis tiene un origen ancestral (al menos desde la Edad de Piedra). Hecho el apunte, vamos a descubrir quiénes construyeron las primeras catacumbas de Roma, que en el siglo IX a. de C. difícilmente pudieron ser judíos o egipcios.

A 90 Kms de Roma encontramos las catacumbas más antiguas construidas por los etruscos. Precisamente se hallan en el pueblo donde nació el considerado primer rey de Roma, Tarquinia, y la más famosa y extensa en Cerveteri, a tan sólo 40 kms. La Necrópolis de Banditaccia (Patrimonio de la Humanidad), abarca una extensión de 400 hectáreas y es la más extensa de todo el ámbito mediterráneo antiguo. Aquí se han localizado tumbas que van desde el siglo IX a. de C. hasta el III a. de C. Nada más ver la riqueza y arquitectura de sus tumbas escavadas ya podemos afirmar que las catacumbas de Roma no se valieron de influencias foráneas. Es más que probable que se construyeran en Roma catacumbas extramuros a partir de dicho siglo III a. de C., cuando ya era un importante enclave y capital, algo que debe corroborar la Arqueología.

Según las crónicas, Tarquinia no sería romana hasta el año 281 a. de C. Pero vemos que el ámbito del Lacio, sobre todo la más cercana Cerveteri, pertenecían a la órbita de Roma desde mucho antes. También según las crónicas, las catacumbas romanas comienzan a excavarse en el siglo II hasta el V, durante casi tres siglos, pero que ya existían catacumbas judías (bajo el mismo palacio de Nerón estaba una de las más antiguas construida por los judíos, durante el siglo I,  y que luego ocuparon también los cristianos). De modo que no me parece exacta la cronología, más teniendo en cuenta que las catacumbas se comenzaron partiendo de cementerios al aire libre, incluso de necrópolis romanas propias. Es más que probable que surgieran iniciativas judías ya en el siglo I, pero no por razones del tipo de enterramiento, sino por querer ellos diferenciarse del resto de “infieles”, por motivos religiosos.

 

Los romanos, como sus ancestros etruscos, incineraban y los judíos y cristianos inhumaban, pero no querían compartir el mismo espacio, el mismo cementerio, tanto unos como otros, de modo que surgió la galería subterránea al modo de tumbas para distanciarse. Así de sencillo. Del mismo modo, los primeros cristianos se vieron obligados a distanciarse de sus perseguidores romanos, compartiendo primero las galerías judías para más tarde construirse las propias.

 

Nerón falleció en el año 68, y bajo su palacio recorre por el subsuelo una catacumba que se tiene como la más antigua, anterior al Cristianismo, es decir, que uno de los mayores perseguidores de los cristianos, dormía sobre las tumbas de los primeros cristianos. Es más que probable que dicha catacumba la excavaran los judíos a comienzos del siglo I (al menos por el año 30), pero mi duda es ¿excavaron o ampliaron y mejoraron galerías ya construidas? Puede ser que las catacumbas sean una ampliación constante de una primitiva red etrusca de galerías subterráneas. Encontrar unas monedas o unos frescos pintados en el siglo II no determina la antigüedad del habitáculo excavado.

Otra duda que se me ocurre parte de la idea de que las catacumbas siempre se excavaron, según las fuentes, partiendo de las necrópolis extramuros a la ciudad de Roma, casi siempre siguiendo las Vías (carreteras) principales de comunicación, pero todas terminan en el centro histórico de la ciudad. ¿Por qué? ¿Por qué no se siguieron otros caminos distintos? ¿No será que dichas galerías eran algo más que cementerios?

Otra particularidad fue el número de enterramientos que se estiman. Las cifras más moderadas están establecidas en 750.000 tumbas construidas a lo largo de tres siglos, todas o casi todas cristianas, por lo que algunos investigadores proponen entre 1 y 5 millones de personas que fueron enterradas, ya que cada nicho pudo ser ocupado por cinco o más generaciones distintas de la misma familia, y además, cada nicho pudo ser ocupado por dos o más personas a la vez en tiempos difíciles, siempre que el espacio lo permitiera. Así se demuestra en numerosos casos encontrados. Aunque lo general era una persona por nicho.

Se calcula que existen entre 150 y 170 kms. de catacumbas en el actual municipio de Roma. Se consideran las más antiguas las de San Sebastiano, San Callisto, Priscila, Domitilla y la de Santa Agnes, todas comenzadas en el periodo conocido como Paleocristiano. También se consideran las más importantes y significativas para los cristianos. ¿Cinco catacumbas en un tiempo cuando ser cristiano era todo un peligro? ¿Quién sufragaba los gastos? ¿De dónde salió la mano de obra? ¿No es más lógica la hipótesis de que dichas catacumbas estuviesen en parte construidas y que perteneciesen al rito etrusco de enterramiento o infraestructura civil y militar de la propia ciudad? Se ha descartado que se ocupara por los cristianos como refugio en las persecuciones, pero precisamente pudieron comenzar siendo eso, un refugio, para terminar como morada terrenal y luego, cuando se les permitió profesar la fe públicamente, pasó a ser sólo morada eterna. No había luz, ni agua corriente, pero cuando te persiguen para matarte no son inconvenientes determinantes. Esas pueden ser la razones de que todas terminasen con entrada y salida en el corazón de la ciudad de Roma.

No puedo imaginarme las catacumbas tras una carnicería en el Circo Máximo, tras el asesinato de centenares de cristianos. El hedor sería insoportable durante meses. He estado presente en una catacumba moderna tras la apertura y cierre de una tumba usada, y solamente el hedor de un cadáver es impresionante, así que no me imagino lo que será el hedor de decenas en un espacio cerrado.

Se han contabilizado 60 catacumbas distintas, casi todas a lo largo de la Vía Appia, que fueron abandonadas y olvidadas casi en su totalidad desde el siglo VI, hasta que en siglo XVIII se descubrieron para la Arqueología. Desde el siglo XVI algunos estudiosos presentaron trabajos sobre ellas, pero no sería hasta el XIX cuando Giovanni de Rossi descubriera la de Calixto y despertara la curiosidad del general de la población con sus trabajos. Precisamente, en esta catacumba de San Calixto se observa la similitud arquitectónica y artística con la cultura etrusca, muchos siglos después de desaparecida ésta.

Como no creo demasiado en las casualidades, me hace pensar que los “encargos” siempre fueron a parar a los artesanos de la zona, en todas las épocas, tanto de la excavación como de la arquitectura y artesonado, y que tanto judíos como cristianos, simplemente “ocuparon” para la eternidad las obras efectuadas por los descendientes etruscos, entonces llamados romanos.

Sin duda las catacumbas fueron para los cristianos “el comienzo de todo”, la base para la Iglesia Católica, en ellas están enterrados los primeros papas, en un momento cuando la muerte quería significar eso mismo: el comienzo de la nueva vida. En las catacumbas se perfiló la religión y se establecieron las normas y ceremonias que luego se harían visibles y más ostentosas, pasando a ser la religión institucional para casi todo el ámbito que fue romano. No cabe duda de que en ese laberíntico enramado de galerías, se construyó un nuevo mundo y una nueva forma siniestra y llena de «secretismo» para venerar a los muertos, la cultura cristiana.

Please follow and like us:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.