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El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, Tribunal de les Aigües, es una institución milenaria constituida por los interesados que resuelve y dictamina la distribución del agua proveniente del río Turia para todos los agricultores de la zona (ratificado por Jaime II en 1321). A pesar de ser poca la documentación antigua referente a este tribunal, conserva elementos que nos pueden dar una idea más que plausible de su origen. Otro tribunal considerado también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Consejo de Hombres Buenos, esta vez en la zona de regantes de Murcia, podemos situarlo con precisión en el año 1848, pues en dicha fecha se constituye, pero el de Valencia debemos “especular” y aplicar el sentido común para conocer su origen.
Muchos son los historiadores y estudiosos del pasado quienes han intentado datar el Tribunal de les Aigües, pero su singularidad es la que le ha privado de formar parte de los tribunales de Justicia ordinarios y de compartir su sistema de archivos, así como su particular proceder “democrático”, sin duda lo convierte en el más antiguo de Europa y quizás del mundo. En África, Oriente Próximo y Asia, los distintos regímenes políticos fueron suprimiendo o modificando las antiguas costumbres que administraban la Justicia, sea por ideología o religión. En cambio, el Tribunal de les Aigües mantiene su estructura y sistema prácticamente inalterado, quizás, como muchos historiadores defienden, desde los tiempos de la Romanización.
Mi opinión siempre va más allá. No me conformo con la Romanización porque quizás sea todavía más antiguo este Tribunal de les Aigües. Me explico. Según los lingüistas y analistas de lo jurídico de nuestro pasado, el procedimiento que se sigue en Valencia posee rasgos de la Jurisprudencia Romana (visigótica) y maneras claras de la costumbre nómada de los pueblos árabes y del Norte de África. Pero el sentido común me dicta una pregunta: ¿Adaptaron sus costumbres para algo nuevo para ellos como fue el regadío en una gran huerta? Los analistas proponen que “dar la vez mediante una patadita del juez” es una costumbre árabe y esta es una de las señales de su posible origen andalusí del Tribunal. No digo que no sea posible, pero debemos analizar más características para asegurar nada.
El Tribunal de les Aigües conserva el idioma valenciano. Nunca se usó otro distinto. Es un tribunal creado desde tiempos remotos por los interesados, es decir, los regantes, y no se basó en la legislación de su tiempo, ni se ha adaptado a ninguna ideología, política ni religión. Siempre se ha mantenido ajena, democrática, y su reglamentación permite que todos se beneficien del agua en las mismas condiciones (aunque la suerte en los sorteos otorgue mayor caudal a unos que a otros). El Tribunal se escenifica a los pies de la Catedral, el máximo exponente socio-político y religioso hasta hace un siglo. Antaño fue mezquita, más atrás en el tiempo fue el ágora greco-romano y, sin duda, sería un templo o consistorio ibérico antes de eso. Se habla el valenciano. No se habla latín, gótico, bizantino, árabe ni castellano, un claro síntoma de que las culturas, una a una, antagónicas muchas veces, solamente han influenciado con las palabras que el mismo valenciano ha ido absorbiendo con los usos y costumbres de la población autóctona. Sin mediar documentación alguna, el sentido común nos deja “imaginar” que algo bien hecho por nuestros antepasados perdura. Es una lástima que no suceda lo mismo con las demás cosas bien hechas y que los políticos de turno destruyen.
Conocí el Tribunal de les Aigües a través de la Literatura, cuando era un adolescente. La novela de Blasco Ibáñez, La Barraca, deja constancia escrita de todo su mundo, mejor que los archivos. Luego pasaría al Cine y la Televisión, cuando se hizo famosa la frase “calle vosté, parle vosté”, prácticamente en todo el territorio nacional. A pesar de ser una novela con personajes de ficción, plasma perfectamente el sentido de este tribunal y sus respetadas decisiones. Pero sigamos conociendo más detalles.
El Tribunal de les Aigües se conforma por “hombres buenos” que analizan y dictan sentencia sobre los problemas que surgen entre los regantes de la Huerta. También efectúan los sorteos para la distribución de las acequias y los tiempos permitidos para el regadío. Los términos “acequia” y sus derivados, son en valenciano sèquia y derivados. Al ser un vocablo originario del árabe, vemos que en todo el territorio nacional fue absorbido, con una singularidad: simplemente acentuando la i, lo convertimos en lo peor para un agricultor, pues sequía significa “falta de lluvia o agua”. Aunque los árabes intensificaron la construcción de todo tipo de canales para el regadío, ya en tiempos de los romanos se usaron con profusión, aprovechando estos también muchas infraestructuras y distribuidores de agua ideados por los ibéricos autóctonos.
El fuero XXXV promulgado por el rey Jaime I El Conquistador, prorrogaba los beneficios de este tribunal añadiendo que: “segons que antigament és e fo establit e acostumat en temps de sarrahïns” (según lo que antiguamente fue establecido y acostumbrado en tiempos de los sarracenos). Esto se escribió en 1239, de modo que dicha fecha ya nos da a entender que el Tribunal continuó inalterado al menos desde entonces, siendo ya más numerosas sus referencias a partir del siglo XVIII, cuando ya empiezan a registrarse por escrito las actas. Debemos de entender que hablamos del bien más preciado de la humanidad hasta finales del siglo XIX: la tierra, los cultivos y sus cosechas. El porqué permanece este tipo de tribunal independiente, ajeno a todos los regímenes socio-políticos y religiosos que se van asentando en el territorio, resulta del mismo fenómeno que permitió un mayor reparto de las tierras de cultivo que en el resto de España. En el Reino de Valencia es desconocido el fenómeno del gran latifundio, siendo más amplio el reparto de tierras, y solamente en Cataluña encontramos un fenómeno similar, debido a las oleadas de colonos que en ambos territorios se establecieron en distintas épocas, sobre todo desde finales del siglo XV hasta la última expulsión de los moriscos en 1609, que dio pie a otras llegadas de colonos venidos de Alemania y Francia hasta épocas más recientes del siglo XVIII. Los Fueros permitieron unos territorios más repartidos entre la población, y esta gran cantidad de agricultores libres y arrendados respetaban y defendían su propia forma de administrar Justicia.
Resulta obvio pensar que una institución que funciona desde hace al menos 1000 años debe ser un modelo a imitar. De modo que el Tribunal de les Aigües de Valéncia, con su sencillez protocolaria, sin duda sirvió de modelo a las demás instituciones judiciales que, a lo largo de los siglos, han velado por la Justicia en este viejo Reino, en España y América por extensión. En el año 2009 fue proclamada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y cada jueves se reúne en la Puerta de Los Apóstoles tras la doceava campanada del “Micalet de la Seu”. Todo un honor y privilegio. Vale la pena buscar más información, ya que podría escribir cientos de páginas, por lo apasionado del tema, pero solamente quiero despertaros el apetito a vuestra curiosidad.
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