Como sabéis los que seguís este blog, comencé en enero del 2020 un exhaustivo seguimiento de la Pandemia que finalicé el 11 de marzo del 2022 [clica aquí]. Durante esos más de dos años fui anotando las noticias más destacadas, así como las dudas que surgían en los medios oficiales y también los independientes que, aunque lo nieguen los oficiales, se han censurado tarde o temprano por contradecir dicha “postura oficial” y no porque fuesen falsas. El documental The Big Reset cuestiona la postura oficial, de manera que, como en la Política, disponemos ahora de dos versiones de una misma verdad.

Cuando una opinión cuestiona las maneras de proceder ante una catástrofe, sea contra el Gobierno, contra las autoridades sanitarias o contra la utilización de las fuerzas de seguridad, está en su Derecho fundamental y protegida por la Constitución de cualquier país “Lbre” de manifestarse. No importa qué profesión ni qué nivel económico o a quién represente dicha opinión. Es la base de las sociedades democráticas. A lo largo de dos años de Pandemia han surgido numerosas preguntas y opiniones de particulares y colectivos que no se han respondido, censurándose para que los responsables mantengan su “modus operandi” impunemente y sin oposición. Si hay algo de cierto en el tema de la Pandemia es la realidad de que las autoridades de todo el mundo siguen sin responder a numerosas preguntas públicas.

El documental The Big Reset plantea su disconformidad con el proceder de las autoridades y subrayan los errores cometidos. Pero van más allá, pues incluso proponen la teoría conspiranoide de que las mismas autoridades son cómplices o han aprovechado la crisis sanitaria para “controlar” y dominar a la Humanidad, como si fuéramos simples números de cuenta. Tenemos entonces dos posturas radicales enfrentadas: “Autoridades contra Negacionistas”, pues así se llama a los que cuestionan cualquier detalle de este “proceso oficial contra el COVID-19”, que todavía se está llevando a cabo.

He seguido en estos últimos dos años todas estas dudas que iban surgiendo, y por separado, me han parecido “lícitas” y, tras esperar una respuesta, dicha duda se eliminó, censurándose el contenido o bloqueando (baneando) al usuario con la duda, directamente de la plataforma web donde la planteó. Lo sé de buena tinta porque lo sufrí personalmente, eliminándose mi cuenta el pasado mes de Diciembre del 2021 del Facebook, por cuestionar abiertamente la Política de “rapiña”, aprovechando lo del COVID-19, que en mi municipio se quería aplicar. Como tengo experiencia en la navegación por la Deep Web, descubrí las cuentas que se apropiaron de la mía, ubicadas todas en un edificio concreto de Madrid, de modo que no fue la “política de Facebook” la que me baneó, sino los políticos de Madrid (que solicitaron mi baneo) quienes ordenan y tienen “carta blanca” para operar en estas poderosas plataformas internacionales cuando les conviene censurar.

Pero una cosa es descubrir o que te surja una duda concreta y otra ver dos horas en el documental The Big Reset repleta con decenas de dudas. A menos que os hayáis descargado dicho documental, cada día que pase resultará más difícil visionarlo, porque esos “polícías y censores cibernéticos” bajo las órdenes del Gobierno y políticos en general, no tienen más que hacer que perseguirlo para eliminarlo. ¿Algo censurado guarda algo de verdad? Sin duda si, y me remito a los tiempos del Franquismo, cuando los que ahora gobiernan reclamaban la falta de veracidad y  libertad por causa de la Censura precisamente.

Me comporto como un simple comunicador en este tema. Me confiné y me puse las dos dosis de la “pseudo-vacuna”, porque soy inconformista, pero creo en nuestros médicos españoles (los mejores del mundo desde siempre), y no soy un violento revolucionario. Siempre estoy a favor de las mejoras, aplicadas de forma pacífica y razonadas debidamente. Pero confieso que existen numerosas cuestiones nada claras en el proceder en la crisis de la Pandemia. Pero para cerciorarme, os invito a conocer uno de los pocos portales donde se intentó responder a las cuestiones del documental y de forma razonada: [clica aquí].

Vistos y leídos con detenimiento ambos trabajos, observo que se miente en momentos puntuales en ambas partes. Pero son mentiras a las que se llega por hipérbole, por un intento de “afianzar” una postura que no se sustenta con suficientes pruebas. Eso les lleva a añadir detalles supuestos o directamente inventados. El artículo en Newtral está avalado por la “profesional” (8 empleos según Linkedin) Marta Casais. Supongo que es la autora única del texto. Llevo más de dos décadas escribiendo contenidos web, de hecho fui el primero en lengua castellana en publicar en Blogger, y enseguida noté que era un “artículo de encargo”, nada independiente, y por eso a la fuerza se mete la pata en alguna parte. Por ejemplo, se insiste en llamar vacuna a algo que no lo es, y los tribunales de justicia deberían obligar a la farmacéuticas a rectificar la nomenclatura, pues realmente es un fármaco, una medicina para el tratamiento, es decir, lo que nos inoculan debe curar y quizás prevenir. Una vacuna se inocula una sola vez, a lo sumo dos si la dosis primera es muy reducida, y te crea anticuerpos para toda la vida. No hace falta que os cuente la relación de verdaderas vacunas que nos inoculan de pequeños y nos previenen por siempre.

Claro, en el artículo de Marta Casais, las palabras clave deben estar claras, como es el caso de usar el término “vacuna”. No es un caso de opinión o razonamientos vanos. Todos sabemos qué es una vacuna, y el proceso para conseguir una fiable puede durar décadas, caso del VIH. De hecho, en España se investigó a partir de los resultados en los ensayos de esta vacuna para conseguir combatir el SAR CoV-2. Lo que nos han inoculado y siguen es directamente un ensayo sobre humanos de un cóctel farmacológico que, curiosamente, posee sustancias superconductoras, como el óxido de grafeno, capacitadas para transmitir datos digitales a nivel molecular. ¿Para qué fabricar costosos ordenadores cuánticos si estamos nosotros gratis?

 

De ser una vacuna, por el momento, es menos eficaz que las sustancias manejadas en India y Brasil por sus médicos, que obtienen mejores resultados. Pero datos como éstos son omitidos en el artículo de Marta Casais porque no “interesan”. Es posible que Moderna ensayara su cóctel con 30.000 voluntarios, pero no se ha respetado el tiempo que el protocolo establece para que la Agencia del Medicamento la aprobara. Se hizo “confiando” en los resultados a corto plazo, algo que no se admitiría en situación normal, sin Pandemia. Las cosas claras, y se debe admitir cada actuación y la responsabilidad profesional, sea en el campo donde se trabaje.

En Newtral evitan las verdades y atacan lo poco fundamentado para calificar al documental de “Falso”, y cuando observan calidad científica y numerosas evidencias “verdaderas”, lo califican de “Engañoso”. Marta Casais escribió el artículo en Marzo del 2021 sobre el documental cuando solamente duraba 18 minutos. Ahora el documental dura más de dos horas y sus colaboradores se han multiplicado en cantidad y calidad. Animo a Marta Casais a valorar de nuevo.

Está claro que si la Pandemia fue provocada, se debe sincronizar a decenas de políticos y grandes multinacionales. Soy de la opinión de que éstos se sirvieron de la Pandemia para imitar lo que China lleva haciendo desde el año 2003 con su ciudadanía sometida, pero no los contemplo con la inteligencia suficiente como para preparar algo tan complejo a nivel global. Si se hubiese propagado artificialmente, la cantidad de muertos hubiese sido todavía más terrorífica. Creo que esta crisis les ha valido a los políticos para ensayar una nueva arma de dominio socio-económica y política. Los historiadores comprobarán quién se benefició de todo esto, y está claro que el documental nos dirige perfectamente hacia los culpables de la mala praxis, cuando se ha censurado opiniones y preguntas, se han cometido errores graves y se ha privado a los ciudadanos de sus libertades. Pero claro, de esto no habla Newtral, no se muestran imparciales, como pretenden que creamos, no argumentan los temas realmente importantes, y eso me da que pensar.

Cuando se habla en el documental de “Totalitarismo” durante dos años de Pandemia, los hay, como yo mismo, que entienden que dicha dictadura en los países libres ya hace tiempo que funciona. Los políticos no consultan nada, ni con profesionales (el famoso “equipo de expertos”, inventado por el Gobierno de España y que nunca existió), ni consultas con el Pueblo. Si realmente fue tan grave la Pandemia, los políticos no transmitieron con su conducta dicha gravedad, pues hasta gozaron de caras y tranquilas fiestas y vacaciones a menudo, cuando estaban restringidos los movimientos. Puede que el problema que tenemos con los políticos no surgiera durante la Pandemia, sino que ya lo sufrimos desde hace tiempo y lo seguiremos sufriendo mientras esté perdido nuestro individualismo como seres humanos, algo que parecía conseguido con la aparición de Internet, pero que se está usando como una herramienta precisamente contra el individualismo y la libertad del ser humano.

Mi opinión está más cercana a los colaboradores del documental The Big Reset que de la postura oficial, simplemente porque comparto sus dudas e inquietudes. Pero me muestro más escéptico con las teorías conspiranoides. Bien es cierto que existe desde siempre una élite dominadora de la riqueza, del dinero en el planeta, con el poder de favorecer o perjudicar a grandes colectivos. Se habla de que vivimos ya una tercera guerra mundial, o un cambio de sentido en las sociedades tal y como las conocíamos, pero hasta los más grandes imperios han caído ellos solos, de modo que no comparto estas ideas conspiranoides y me inclino más a pensar que la muerte dará paso a generaciones con ideas nuevas y que mejoren nuestro nivel de conciencia. Los comportamientos radicales nunca fueron buenos ni duraderos, en ninguna escala de valores, materiales o abstractos, de modo que prefiero una postura intermedia en este caso, hasta que las dos partes enfrentadas se sienten juntas a razonar, pues ese es el problema que vivimos, cuando los políticos se han vuelto dictadores y no escuchan al Pueblo.

César Metonio

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