Las cerezas son unas de las frutas más apreciadas del mundo. En España, tercera productora europea, con más de 100.000 toneladas anuales, solamente existe la Denominación de Origen de la variedad de la Montaña de Alicante, con Indicación Geográfica Protegida (IGP), donde se cultiva al menos desde el tiempo de la Romanización. La zona de origen de esta sabrosa y dulce fruta, Turquía, es la mayor productora con más de 600.000 toneladas anuales. La variedad mediterránea española y en general la del Norte de Alicante, más dos municipios de Valencia (Bocairente y Onteniente), fue mejorada con los siglos, sobre todo en tiempos de Al-Ándalus, cuando se convirtieron en un manjar más que apetecible.

Como anécdota histórica, la etimología de esta fruta procede de una ciudad (Kerasus, actual Giresum) situada al Noreste de Turquía, lugar de procedencia de las primeras cerezas llevadas a Roma sobre el año 67 a. de C. Pero durante la Edad Media, se sustituyó el sonido Ke por ze o se, cuando los escritos romances comenzaron a admitirse oficialmente y se estudiaron en los monasterios cristianos. De ese modo, pasó a pronunciarse “sirera” en valenciano y “zereza” (que al principio sonaba más similar a “seresa”, con eses suaves, como en algunas regiones españolas y americanas) en el ámbito castellano, pasando a las demás lenguas y dialectos vernáculos de las distintas regiones. “Cereixa” en Gallego y en astur-leonés, por ejemplo. En cuanto al término “guinda” referida a la cereza en almíbar (con o sin licor) los expertos lingüistas señalan que procede de Barcelona, y que de esta ciudad se exportó la voz primero al resto de condados, para pasar a la lengua occitana y franca. Tras la Reconquista, pasaría al resto de lenguas romances de la Península sin variación etimológica. Me parece probable, aunque establecer cuándo exactamente ocurrió la transmisión y qué dirección tomó primero ya es más difícil.

Probé hace más de dos décadas las cerezas de un huerto pequeño del Antiguo Convento de Bocairente, huerto ubicado en su zona primitiva, donde se horadó parte del convento en la roca (al menos del siglo XVI), cuando mi tía Guadalupe Ferrando era la Madre Priora (hermana de mi abuelo), y nunca he probado ni conocido cerezas más grandes y sabrosas, con una acidez mínima y agradable dulzor, del tamaño de ciruelas pequeñas y de un color granate oscuro: espectaculares. Pero resultan poco rentables por su delicada composición, tanto en su estado floral como en fruto, y en cualquier lluvia torrencial, muy abundantes por esas tierras, se echan a perder miles de kilos con facilidad. Por este motivo, en el presente año 2023 se pide la colaboración ciudadana para que no se pierda este cultivo milenario. “Apadrina un cerezo” se titula la campaña para la ayuda a los agricultores de este rico manjar del campo.

Los municipios alicantinos con IGP de la cereza de montaña son: Agres, Alcocer de Planes, Alcoy, Alfafara, Almudaina, Benejama, Beniarrés, Benillup, Benimarfull, Biar, Castalla, Cocentaina, Confrides, Cuatretondeta, Gayanes, Gorga, Ibi, Jijona, Lorcha, Millena, Monóvar, Muro de Alcoy, Penáguila, Pinoso, Planes, Tollos, Valle de Alcalá, Vall de Ebo, Vall de Gallinera, Vall de Laguart y Villena. Las variedades que suministran a los mercados son: Burlat, Tilagua, Planera, Nadal, Starking y Picota como variedades principales y Star Hardy Giant, Bing y Van como polinizadoras.

El Consejo Regulador de la Cereza de la Montaña de Alicante se encuentra situado en la Carretera de Albaida a Dénia, S/N en Alpatró (Vall de Gallinera). En la página oficial del Consejo, podemos conocer algunos datos, como la superficie dedicada al cultivo, que en el año 2004 era de 1.200 hectáreas. Predominaban en dicha fecha las variedades de Burlat y la Starking. Las características de la montaña del Norte de Alicante proporcionan las condiciones climáticas y de suelo ideales para las variedades de cerezas, con una temperatura media anual de entre 13º y 15º, bastante más frías que en el resto de la Comunidad Valenciana. Cualquier paraje montañoso de los municipios inscritos posee su encanto particular. Algunos, como la Font Roja en Alcoy-Ibi, conserva el último bosque mediterráneo protegido de carrasca y pinos bajos de Europa, con gran belleza paisajística y fauna y flora endémica protegida. También encontramos un Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en muchos de los municipios, como es el Arte Rupestre diseminado por las montañas y abrigos de las mismas. Pero por destacar algún paisaje interesante, os comento uno especial a continuación.

En la comarca de la Marina Alta, situada al Norte de la provincia de Alicante, y en su zona montañosa del interior, recomiendo la visita al municipio de La Vall de Laguar (Laguart en castellano), donde podemos practicar Turismo Rural por el paraje natural más impresionante de la Comunidad Valenciana y uno de los más bellos de España: El Barranc de l´Infern (Barranco del Infierno), y sus famosos “seis mil escalones”. En este término municipal se cultivan de las mejores cerezas de montaña con D. O., y se pueden ver los paisajes de primavera más bellos de la Naturaleza. Así que los meses de Marzo y Abril son muy recomendables para los senderistas y excursionistas en general, por su clima templado y poder disfrutar de su colorido entorno natural.

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