Con la exitosa puesta en escena de la clase S-80 Plus de submarinos españoles, los más avanzados del mundo no nucleares, ahora se necesita de una tecnología de vanguardia para asistirlos en el mar. El futuro buque de la Armada Española Poseidón A-21 está diseñado para este fin, una embarcación preparada para la asistencia submarina, tanto de aparatos como para submarinistas siniestrados.

El precedente BAM-IS (Buque de Intervención Subacuática) se encuentra operativo. Se trata del Neptuno A-20, una embarcación de 53,8 m de eslora y que actúa desde el año 1975 (desde 1988 en la Armada) para tareas de rescate. También en su día fue uno de los más avanzados del mundo en su clase, con una tecnología que todavía resulta útil para su función como buque nodriza de submarinos, buque de apoyo a buceo, buque de salvamento y rescate. Desde el 2008 opera también como buque para la localización y protección del patrimonio sumergido (rescate de tesoros), una labor que quizás continúe hasta su retirada definitiva.

Para el 2025/26 está previsto que el nuevo buque Poseidón A-21 esté construido y equipado con los nuevos motores eléctricos IPDR de corriente continua, que combinan el diésel con la electricidad. Se empezó a construir el casco el pasado 3 de Julio del 2023. Medirá 91 m de eslora, casi el doble que el “Neptuno”, de modo que dispondrá de mayor capacidad y equipamiento en todos los sentidos. Necesitará de 48 tripulantes, una cifra menor que su predecesor. Si éste está equipado con un sumergible que puede alcanzar los 800 m de profundidad, los nuevos sumergibles no tripulados del “Poseidón” podrán sumergirse hasta los 3.000 m (el famoso Titanic se encuentra a unos 2.000 m).

El “Poseidón” será el primer buque de rescate de la Armada Española con certificación MOSHIP para operar como buque nodriza en misiones de la OTAN (NATO Submarine Rescue System-NSRS). También está homologado para el apoyo en los Estados Unidos (Submarine Rescue Diving and Recompression System).

Entre las novedades que se pueden destacar en esta nueva nave podemos anticipar sus propulsores cicloidales Voith Schneider, los mismos que equipan los cazaminas de la Armada y que otorga gran maniobra de navegación en momentos puntuales. Para su parada total en alguna operación, dispone de triple sistema de posicionamiento dinámico (DPS), como propulsores transversales.

También dispondrá de grúas y los múltiples equipos especializados de buceo y rescate que se estibarán a bordo y que constituyen los principales activos de rescate. Entre estos estarán las dos cámaras hiperbáricas, los sistemas remotamente operados (ROV), los equipos de comunicaciones submarinas o los compresores del equipo de suministro de aire, además del sonar de barrido lateral. También deberá poder operar con el Sistema de Rescate Submarino de la OTAN (NSRS) basado en un sumergible que debe estar listo en menos de 72 horas.

Contará con sistemas para proporcionar capacidad de ventilación, despresurización controlada, monitorización de la atmósfera interna del submarino y reflotamiento de un submarino hundido (Distressed Submarine o DISSUB). Tendrán configuración modular y serán fácilmente desplegables para su empleo en otras plataformas. Deberá poder suministrar provisiones de emergencia (Emergency Life Support Stores o ELSS) a un submarino hundido mediante contenedores estancos cilíndricos (pods) normalizados. Los pods y sus sistemas de transporte serán también desplegables. Para tareas de apoyo a operaciones de buceo, contará con sistemas de buceo automático con aire o mezcla de gases hasta 50 y 120 metros de profundidad respectivamente, sistema para intervención con buzos de hasta 120 metros con mezclas de helio y oxígeno. Estos sistemas serán modulares, y posibilitarán su empleo en otras plataformas si fuera necesario. Por último, el buque estará capacitado para embarcar un sistema de buceo de saturación o un sistema ADS (Atmospheric Diving System) ajeno a la Armada.

En fin, las características técnicas de esta nueva embarcación para la Armada llenarían páginas, así como las de su equipamiento, pero podéis visitar las páginas de Navantia, la empresa española que lo construye y de la Armada Española si queréis conocer más detalles. ¿Algo negativo? Siempre hay algo negativo a destacar. En mi opinión, lo más grave es la mala previsión de los ministerios que se ocupan de estos delicados proyectos. O no confiaron en la botadura de los nuevos submarinos, o sencillamente son algo negligentes, pues este buque debería surcar ya los mares y estar operativo 100 %, pues se trata de la “vacuna” para nuestra Marina, es el buque que “cuida” y está listo para cualquier eventualidad. Otro detalle, siempre en mi opinión, se debería construir su “gemelo”, y no depender de un sólo buque de estas características para la inmensidad de los océanos y un futuro de 4 submarinos modernos operativos. Hay que recordar que su misión también pasa por la localización y rescate de pecios y patrimonio subacuático.

Por último, me gustaría recalcar que, aunque comparte muchas similitudes con los buques oceanográficos, también existen diferencias sustanciales. El buque científico tiene otras labores y está menos preparado para un posible rescate en el mar. España posee 5 buques oceanográficos que van desde los 14 m de eslora, hasta los casi 50 m de eslora de sus dos barcos mayores. Desde uno de ellos, por ejemplo, se comprobó desde la Antártida que el agujero en la capa de ozono se cerraba por sí misma, y que es un fenómeno que no tiene tanto que ver con las actividades del ser humano (que pueden provocar desastres sin duda mayores si no nos moderamos).

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