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Oxirrinco es un yacimiento arqueológico que se encuentra a unos 190 kms al Sur de El Cairo. Se trata de una ciudad perdida que data de los tiempos faraónicos (de hecho se trata de los últimos faraones) más un templo subterráneo y varias necrópolis. Abarca el conjunto desde el año 664 a. de C., con interesantes restos correspondientes a la época de la XXVI Dinastía, hasta el siglo VII de nuestra era, con una necrópolis cristiana, momento en que fue abandonado todo tras el ataque y destrucción de los musulmanes.

Existe un equipo de arqueólogos español, compuesto de doce miembros, bajo la dirección de Maite Mascort y Esther Pons, aunque durante casi tres décadas lo dirigió el profesor Josep Padró. Los trabajos están organizados por la Universidad de Barcelona y la colaboración del Servicio de Antigüedades Egipcio. Están financiados por la Fundación Palarq, el Ministerio de Cultura y Deporte, y organismos colaboradores tanto de Cataluña, como la Sociedad Catalana de Egiptología, o la Universidad de El Cairo en Egipto, que aporta infraestructuras y apoyos en el país. En esta última campaña se les unió un equipo nutrido de las Islas Baleares, partícipes en primera línea de los últimos descubrimientos.

Las excavaciones de este equipo comenzaron en el año 1992 tras el abandono de los trabajos por otros equipos franceses y egipcios una década antes. Desde entonces, este equipo ha ido, campaña tras campaña, descubriendo uno de los mayores yacimientos urbanos y que abarcan más de 1000 años del Antiguo Egipto, y el único (ahora no tras los últimos hallazgos en Giza), donde se puede estudiar la vida urbana de aquellos tiempos al detalle, con centenares de papiros encontrados bajo los restos de la ciudad.

La campaña del 2021 ha resultado de lo más satisfactoria. Año tras año se fueron excavando tumbas en la necrópolis más antigua, la que pertenece a periodos faraónicos, en el sector 36, con muchos pozos clasificados de importancia. En ellos se han encontrado numerosos sarcófagos y partes de ajuares, aunque todos fueron profanados al menos en una ocasión. En esta campaña se quiso continuar los trabajos del año 2019. La presente campaña comenzó el 10 de Noviembre y ha terminado recientemente, cuando más emocionante estaba siendo la excavación, pues se descubrieron casi en paralelo, numerosos restos muy llamativos en distintos puntos.

Del período greco-romano aparecieron momias a las que se les insertaron lenguas de oro macizo, recogiéndose 14 lenguas para catalogación y exposición desde la primera momia hallada en campañas anteriores.

Se han descubierto en este sector cinco criptas bizantinas con bóvedas de cañón. Tres tumbas romanas conservaban su embalaje original lleno de policromías. Las tres portaban lenguas de oro. Bajo las tumbas romanas se han localizado estructuras funerarias de tiempos anteriores, casi con seguridad persas.

Pero lo que lleva a este artículo es el descubrimiento de restos en su zona más antigua, de época saíta (Dinastía XXVI a XXXI) y que nos remonta a los siglos VI y V a. de C.

Cronología estimada Dinastía XXVI:

  • Primer faraón: Psamético I, c. 664 – 610 a. C.
  • Último faraón: Psamético III, c. 526 – 525 a. C.

La primera tumba hallada de esta época mostraba signos claros de profanación y se trata de un sarcófago antropomorfo de mujer. En su interior queda un amuleto de piedra en forma de reposacabezas y cuentas de fayenza y canutillos que adornaron la momia, típicos de los enterramientos de dicha época.

Pero la segunda tumba mostró el sello intacto, así que nunca fue abierta desde su enterramiento. En esta ocasión, el sarcófago antropomorfo pertenece a un hombre y, en su interior, la momia está acompañada por numerosos amuletos y objetos, como ojos udyat, escarabeos, una figura del dios halcón Horus, tallos de papiro, dobles plumas, un escarabeo del corazón, etc. También contiene los 4 vasos canopos y 399 ushebtis de fayenza, más una jarra de cerámica que contiene restos de vendas de lino.

Todo un acontecimiento para el mundo de la Egiptología y que anima a una nueva campaña para el año que viene para configurar piedra a piedra, objeto tras objeto, cómo era la vida de hace veintiséis siglos, con perspectivas a descubrir lo que ocurrió durante los siguientes mil años de existencia de esta ciudad perdida de Oxirrinco. Para empezar, se están observando cambios en los enterramientos, tanto en la arquitectura de las tumbas como en la disposición de los sarcófagos con respecto a anteriores periodos faraónicos.

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