El yacimiento arqueológico del Risco Caído se declaró como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el pasado 7 de Julio del 2019. La “poca insistencia”, más que la justa, que las autoridades encargadas de elevar dicha solicitud a la ONU han tenido que mantener, da idea de la importancia que dicho yacimiento posee, no solamente para la Islas Canarias y el conocimiento de su más remoto pasado, sino por el interés universal que atesora, susceptible de su mantenimiento, estudio y conservación, para el conocimiento de las culturas antiguas.

El Risco Caído se encuentra situado repartido entre los municipios de Artenara, Tejera, Gáldar y Agaete. Abarca una zona de alrededor de 18.000 ha. en la provincia de Las Palmas e isla de Gran Canaria. La zona que más nos interesa, por hallarse allí las principales cuevas, se encuentra en el barranco Hondo, localizado entre los municipios de  Artenara y Gáldar.

El arqueólogo Julio Cuenca descubrió en 1996 una construcción que culminaría una serie de hallazgos y animó a seguir explorando por una amplia zona. Se trata de la “capilla sixtina” de la cultura canarii (aborígenes canarios), en una cueva artificial grandiosa, formando parte de un complejo de cuevas espectaculares. La cueva Nº 6, tras ser estudiada, reveló y sigue revelando datos importantes culturales en general y astronómicos en particular, se piensa que para dominar el calendario para la práctica de la Agricultura. La Nº 6 planteó inmediatamente a los investigadores su función religiosa, por su forma circular techada en forma de bóveda, y por sus numerosos elementos claramente dedicados a rituales. Se trata de un Almogarén, término muy “bereber”, versión más aceptada, incluso tras pruebas genéticas, del origen de los pobladores prehispánicos de Gran Canaria. El templo se cree que estaba dedicado a diosas o ideogramas de la Fertilidad.

Actualmente los investigadores de los hallazgos en Canarias “evitan” de algún modo abusar del término guanche (Tenerife) o canarios (Las Palmas) y prefieren algo más generalizado como “aborigen”, dado que todavía existen muchas incógnitas por resolver en cuanto a los colectivos que poblaron las islas y los períodos de tiempo correspondientes. Las cuevas del Risco Caído tienen una datación aproximada de 600 años, algo que nos sitúa a pocas décadas antes de la conquista castellana de finales del siglo XV.

El hallazgo también ha recibido críticas en cuanto a la importancia que se le ha dado o su merecimiento ante una declaración tan importante como es la de Patrimonio de la Humanidad. Dichos críticos exigen un mayor número de estudios y exhaustivos que demuestren matemáticamente los cálculos que se suponen astronómicos, y que la simbología grabada sobre la piedra esté relacionada con dicho calendario y que no sea una visión “subjetiva” tras un único trabajo del arqueólogo Julio Cuenca. Fuera de controversias, no puede haber mejor prueba que el poblado troglodita en sí, cuyo mérito es irrefutable, teniendo en cuenta de que se usaron herramientas de piedra, sabiendo adaptarse a unas condiciones de vida extremas, unos pobladores que llegaron hace muchos siglos desde el Norte de África y que consiguieron crear una cultura propia y arquitectura monumental de mérito con los elementos limitados de la isla de Gran Canaria.

 

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