Existe cierta ignorancia (hasta para algunos historiadores), cuando se asegura que los españoles solamente residieron en Manila, manteniéndose parapetados entre sus muros  (Intramuros), y se conformaron con desarrollar el comercio y la cultura hispánica en Filipinas desde dicha capital y sin preocuparse del resto. Hay que tener en cuenta que existen en Filipinas vastos territorios selváticos vírgenes y que hoy, como durante los cuatro siglos de permanencia española, se eligen zonas para vivir más cómodas y saludables. Las grandes poblaciones actuales filipinas tienen su origen en asentamientos hispanos, y prueba de ello os lo comparto en los tres post dedicados solamente a sus catedrales y grandiosas iglesias del periodo español.

La inmensa mayoría de filipinos ni siquiera conocen el origen del topónimo de su país. Es una curiosidad que comprobé en el Facebook, y que tiene que ver con mi apellido. Abrí un grupo llamado “Los Ferrando por el Mundo” hace unos años. En pocos meses más de un centenar de filipinos entraron porque compartían mi apellido. Luego supe que son miles los Ferrando en Filipinas, sobre todo de la zona de Davao, y eso me animó a investigar. Ningún filipino que interrogué sabía que a su país se le puso el nombre en honor a Felipe II, y que Ferrando es un apellido con origen en la antigua Corona de Aragón. El primer Ferrando ilustre fue un noble valenciano que llegó a Primer Mayordomo del monarca Alfonso el Magnánimo, allá por el siglo XV.

Pero tenía que conocer la razón de tanta proliferación de Ferrando en Filipinas, y descubrí que un misionero del siglo XIX, llamado Juan Ferrando (1808-1854), predicó por todo el archipiélago desde 1834 hasta 1849, año cuando fue trasladado a Macao (China), y escribió la Historia de los Padres Dominicos y su Obra en Filipinas (editada en 1870). Fue Rector de la Universidad de Manila. Este misionero recibió la orden ministerial española (en tiempos de Isabel II) por la que se obligaba a los filipinos a adoptar los nombres y apellidos a la manera española, con el fin de considerarlos ciudadanos españoles y censarlos. La costumbre Filipina no reflejaba apellidos como algo importante, así que carecían de los dos “oficiales” solicitados, de manera que durante sus misiones, este religioso bautizó a numerosos filipinos con su propio apellido. Cuando les conté a mis amigos filipinos el origen de sus apellidos, se quedaron totalmente alucinados y agradecidos por mis investigaciones. También les dije que durante cuatro siglos, algunos Ferrando viajaron a Filipinas, y que no todos los que lo ostentan proceden del bautismo del misionero, pero sí la inmensa mayoría.

La Catedral Metropolitana de Vigán (275) está dedicada a la Conversión de San Pablo Apóstol. Posee todavía restos de la primitiva iglesia levantada en 1641, la cual se reconstruyó tras un incendio en 1739. De manera que la actual se reconstruyó por completo entre los años 1790 y 1800, por obra de los Agustinos. Durante la Independencia de Filipinas protagonizó actos bélicos, primero con su ocupación por tropas rebeldes y luego por las norteamericanas.

La Iglesia de Nuestra Sra. de Lourdes de Manila (276) consta como construida ya en 1886, pero ese año fue el de la ocupación por la orden franciscana del edificio que, posiblemente, era muy anterior. Resultó bastante dañado durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue de los primeros edificios en rehabilitarse sobre el año 1950. Conserva retablos de los siglos XVIII y XIX y numerosas obras de arte de mucho valor histórico.

La Iglesia de San Ignacio de Manila (277) no corrió la misma suerte, ya que después de los bombarderos quedó tan dañada que no se reconstruyó, pero se conserva parte del claustro y otros elementos importantes del monumento. Forma parte del Museo de Intramuros de la capital filipina. Se terminó en 1632 y estuvo ocupada por los jesuitas hasta la disolución de la orden. Se sabe que sufrió intervenciones importantes, siendo la última precisamente en 1899, justo cuando los españoles abandonaban Filipinas.

La Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria de Jaro (278) se construyó al estilo Neorrománico en 1874. En la actualidad conserva el cuerpo y torre campanario separada originales. Al cuerpo se le añadieron en tiempos más recientes dos torres de estilo germánico, tras la posterior advocación a Santa Isabel de Hungría.

La Catedral de Maasin (279) está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. Se construyó al estilo Barroco en el año 1700. Fue reparada tras sufrir daños por causas diversas, llegando al siglo XX con graves deterioros, así que fue reconstruida en 1968. Está declarada como Monumento Histórico Nacional desde 1982.

La Catedral de Nuestra Señora de la Paz de Antipolo (280) también es conocida como “la del Buen Viaje” y está consagrada a la Inmaculada Concepción. La primitiva iglesia se construyó en 1632 y se conservan numerosos elementos, ya que la parte moderna se construyó adyacente a la antigua, y la anterior ha sido restaurada en numerosas ocasiones. Muestra un estilo claramente Colonial, no así su parte moderna, que obedece a estilos más recientes. En su interior se venera la imagen tallada en madera de la Virgen María, una estatua del siglo XVI que viajó hasta seis veces por el Pacífico sin sufrir ningún percance las embarcaciones que la portaban. De hecho la catedral se conoce como de la Virgen de Antipolo por los católicos del país.

La Catedral de Imus (281) está consagrada a Nuestra Señora del Pilar y se encuentra a escasos 20 kms de Manila. En este lugar, los agustinos recoletos levantaron un convento en 1616. El actual edificio se inició en 1823 tomando como modelo la que entonces era Catedral de Manila y se concluyó a mediados del siglo XIX.

La Catedral de Parañaque (282) está dedicada a San Andrés y a Nuestra Señora del Buen Suceso. Combina los estilos coloniales y nativos, detectables a simple vista por sus ornamentos redondeados y torre sexagonal con nichos para las campanas y estatuarios de tres niveles. Se inició en 1580 y se ha ido rehabilitando con el paso de los siglos.

La Catedral Metropolitana de San Fernando (283) se consagró en 1788 por los padres agustinos para sustituir una iglesia anterior de madera. Se puede observar que mantiene el estilo Neoclásico de origen a pesar de sus rehabilitaciones.

Quedan todavía 17 catedrales católicas por ver en Filipinas, de las cuales, al menos 9, pertenecen al periodo español. También quedan algunas basílicas muy bellas e iglesias antiguas, de manera que se hace necesario otro post dedicado a este maravilloso país del Sureste Asiático.

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