El Archipiélago de Las Filipinas (oficialmente Philippines), reúne en el Océano Pacífico, en el Sudeste Asiático, más de siete mil islas que suman una superficie de 300.000 km2. En ellas residen casi 114 millones de personas. Para comparar, es como si en la mitad de la superficie de España viviesen el doble de habitantes que en su totalidad actual. Su clima y superficie selvática son las típicas tropicales, motivo fundamental por la que los españoles no fundaran asentamientos en lugares demasiado alejados de la costa. La primera expedición que circunvaló el mundo en 1521 recorrió parte de este país, descubriéndolo para Occidente, pero no sería hasta mediados de ese siglo cuando los españoles construyeran los primeros pueblos y ciudades, cuna de las ciudades modernas de la actualidad.

Desde 1565, fundada la capital de Manila, se construyeron numerosas estructuras militares, civiles y religiosas por todo el país, con un flujo constante de expediciones comerciales, científicas y militares llegadas desde México, y que tuvo al Galeón de Manila como gran protagonista, hasta la escisión de las provincias de América sobre el 1815. Pero Filipinas continuó siendo española hasta el 1899. Aunque los terremotos, distintos accidentes y las guerras, sobre todo cuando la ocupación japonesa, destruyeron numerosas construcciones históricas, todavía queda legado español en forma de grandiosas catedrales y bellas iglesias que podemos “rescatar”.

Comenzamos por la más antigua de las iglesias filipinas, la de San Agustín de Manila (266). Al estilo Barroco, se construyó entre los años 1587 al 1607. Está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1993. Esta iglesia se construyó adyacente a un grandioso monasterio en el casco antiguo de Manila, en intramuros, pero los japoneses arrasaron la zona con constantes bombardeos, quedando milagrosamente en pie sólo esta iglesia de San Agustín.

Se tiene constancia de una primera iglesia de aspecto modesto en 1624 en el mismo lugar que ocupa la Catedral de Cagayán de Oro (267). Siempre al estilo Barroco y dedicada a San Agustín, el aspecto actual lo tomó de su ampliación y embellecimiento siempre por la orden de los Agustinos Recoletos en 1845. Los bombardeos japoneses la afectaron gravemente y por eso, tras su reconstrucción comenzada en 1947, se optó por reducir su tamaño y “estilizarla con perfiles góticos”.

La Catedral Metropolitana de Cebú (268) ya oficiaba como sede en 1595, con una primitiva iglesia datada en 1565, aunque el edificio, siempre al estilo Barroco, se construyó por etapas hasta el actual. El campanario, por ejemplo, se añadió en 1835, y sería junto a la fachada y muros principales, lo único que quedó en pie tras los bombardeos de la II Guerra Mundial. Se reconstruyó en 1950 con los planos originales. Está dedicada a San Vital. Existe un museo de la Catedral muy interesante.

 

La Basílica del Santo Niño de Cebú (269) pugna por ser la más antigua del país junto a la Iglesia de San Agustín de Manila. Consta la de Cebú con una datación similar, pues se construyó en 1565, pero sin alteraciones. En cambio la de Manila sufrió varias e importantes, por lo que se considera dos décadas más antigua. Por ello se declaró en Filipinas como Tesoro Cultural Nacional en el año 2021. Al estilo Barroco, desde 1735 se fueron sustituyendo los materiales por piedra para darle solidez y el aspecto actual. Un terremoto en 2013 la afectó considerablemente, por lo que ha tenido que ser reconstruida en gran parte.

La historia del Santo Niño es muy curiosa, ya que fue extraviada esta talla en la expedición de Magallanes de 1521. Cuarenta años después, la expedición de Miguel López de Legazpi la encontró en manos de los nativos, al que ya adoraban como imagen milagrosa, convirtiéndose en el instrumento más importante para la cristianización de Filipinas. Se debió principalmente a la semejanza con un dios local, así que los evangelizadores solo tuvieron que “dar otro fundamento” más cristiano a la imagen.

La Concatedral de la Epifanía del Señor de Lingayén (270), comenzó siendo una iglesia modesta construida en 1587, antes incluso que el asentamiento y municipio, que se fundó por los agustinos en 1614. Éstos la embellecieron y ampliaron, hasta que en 1740 pasó a manos de los dominicos, quienes dieron el aspecto actual y unas dimensiones descomunales al templo. Se aprecia un claro estilo Neoclásico, manteniendo pocos detalles barrocos, en esta distribución arquitectónica con su peculiar torre, que asemeja a una pagoda, mezcla de estilos europeos y orientales de bella factura. La torre se reconstruyó en el siglo XX.

La Catedral de Manila (271) está dedicada a la Inmaculada y ostenta además los títulos de Basílica Metropolitana. Se trata de la construcción más emblemática del país. De una primera parroquia fundada en 1571, se decidió una mayor y más sólida construcción de un templo. En los estilos Neorrománico y Neogótico, comenzó a edificarse en 1581 y se concluyó en su totalidad, tras varias etapas reconstructivas (por derrumbes en diversas épocas), en la década de 1707-1717. La actual catedral es una reconstrucción tras los desastres de la Segunda Guerra Mundial, concluyéndose en 1958 y respetando la arquitectura original de su versión del XVIII.

La Catedral de la Inmaculada Concepción de Pásig (272) se construyó al estilo Colonial por orden de los agustinos en 1573, al tiempo de la propia fundación de la ciudad, que no dista demasiado de la capital Manila. Destaca su fachada Neoclásica, restaurada en numerosas ocasiones, perdiendo bellos ornamentos barrocos, aunque conserva su torre original.

La Catedral de Malolos (273) sirvió de base fundacional de la ciudad, convirtiéndose en su centro neurálgico en 1591. Al estilo Neoclásico, sirvió de Palacio Presidencial durante la Primera República Filipina entre 1898 y 1899. Su aspecto actual data de una reconstrucción total efectuada en 1814 con algunas modificaciones del original.

También en Malolos encontramos la Iglesia de Nuestra Señora del Monte Carmelo (274), construida al estilo Barroco en 1630, está declarada como Monumento Histórico Nacional desde 1973. Se trata del templo religioso más importante de Filipinas. Fue reconstruido durante el siglo XIX y trasladado a principios del XX al emplazamiento actual e intentar evitar las inundaciones que se producían a menudo en su anterior zona. Se reconoce además un valor añadido como “cuna de la Democracia en Oriente” por su significancia socio-política y cultural.

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