Los condados francos llegaron a unificarse cuando el Imperio Carolingio, pero se fragmentaron de nuevo a finales del IX formando los mismos “territorios primitivos”, esta vez repartidos entre una nobleza que con el tiempo se fue emparentando con las casas reales y siendo absorbidas por dichos contratos matrimoniales, con francos, pero también con familias hispanas (caso de los Condados Catalanes en el siglo XII), italianas, normandas, inglesas, escocesas o germánicas.

Durante más de tres siglos la monarquía “titular” de Francia tuvo que combatir para consolidar un territorio similar al actual, hasta que en 1493 pactó con sus enemigos tradicionales en Europa, y comenzar las conocidas como Guerras Italianas. Para pactar, tuvo que ceder en sus pretensiones sobre importantes territorios, como la Borgoña, el Franco Condado, Flandes, territorios ingleses, bretones etc. Unos años más tarde, el rey español hereda también el Sacro Imperio Romano Germánico de los Habsburgo. Este hecho dejó a la Corona Española como primera potencia europea y con necesidades logísticas para comunicar sus distantes dominios. Para ello necesitaba un camino que sortease los dominios franceses.

Camino Español: fue la ruta logística que se usó desde principios del siglo XVI hasta 1633. Partía en embarcaciones desde Barcelona a Génova y desde allí hasta Flandes, pasando por Milán, Besanzón, Luxemburgo y terminar en Bruselas. Era la ruta que seguían los Tercios y lo relacionado con lo militar.

Camino de los Franceses: era una de las rutas religiosas de peregrinación conocidas hacia el sepulcro de Santiago de Compostela. También se conocía el “Camino de los Ingleses” y numerosas vías procedentes de toda la Península desde el siglo IX. Dicho Camino Francés llegaba mucho más lejos, que se sepa, tomando París como cruce de caminos, desde Polonia, pasando por Alemania y también desde el Imperio Austro-Húngaro, pasando por el Norte de Italia y la parte sur de Francia hasta desembocar en los Pirineos Orientales.

Aunque no debemos confundir estos dos caminos tradicionales europeos, ambos se utilizaron para “españolizar” Europa. La arquitectura Mudéjar: balcones, patios interiores con vegetación, el pasillo o distribuidor en las casas, los innumerables elementos urbanos heredados de Al-Ándalus, la “plaza” ordenada por el emperador Carlos, la higiene y los adelantos médicos que conllevó toda esta nueva costumbre, redujo sustancialmente los brotes de enfermedades pandémicas. También se transformó la moda en el vestir en el continente para imitar el estilo español y bailar al son de la guitarra española, desde el siglo XVI, también jugar al ajedrez, cabalgar y combatir a la usanza española. Aunque si existió algo que no tuvo igual, fue la Navegación, un arte al que solamente los portugueses podían competir y los demás imitar.

Aunque la leyenda negra denigra lo español, la verdad fue que el retraso cultural de Europa, comparada con la Península Ibérica, resulta muy sorprendente. Tratados de Agricultura, Ingeniería y Medicina, por ejemplo, llegaron, casi siempre desde Italia, varios siglos después de ser conocidos y aplicados en España. La tecnología en general (armas de fuego ligeras, por ejemplo) era muy superior en España. Solamente hay que leer la correspondencia de los soldados españoles y percibir una distancia casi como con cromañones en Irlanda y muchas áreas británicas y de la inmensa mayoría del continente. Solamente Italia (con contactos frecuentes desde el siglo XIII) y Flandes (gracias al comercio) mostraron un adelanto cultural y científico similar al español en el siglo XV y XVI. El detalle de que los españoles “copiaran” de Europa, no significa que fuésemos nosotros los retrasados. Por ejemplo, cuando se importó el estilo Gótico, en la Península ya se desarrollaban estilos arquitectónicos sofisticados propios, pero gustó más el nuevo hasta que cambió la tendencia. Caminos y territorios administrados o tributarios de España nos da muchas pistas para descubrir grandiosas iglesias y catedrales, pero también fortalezas y edificios civiles.

Las islas de Cerdeña y Córcega vivieron periodos de breves dominios autónomos pero casi siempre dependientes de grandes imperios, como el bizantino y el musulmán. También tributaron a ciudades italianas o francesas importantes, hasta que a finales del siglo XIII se pusieron en la mira de los Anjou franceses y los aragoneses. En 1297 pasaron a ser un territorio aragonés hasta 1708, cuando pasó Cerdeña a ser un dominio austríaco, y Córcega perteneció a Génova desde 1447 y terminó anexionada (comprada) por Francia en 1769. Cuatro siglos de dominio dan para muchos restos, que desde 1516 serían españoles tras la unión de las coronas peninsulares. Incluso Córcega mantiene raíces aragonesas, a pesar de que permaneció solo hasta mediados del siglo XV. La Catedral de San Juan Bautista de Calvi (333) data precisamente del periodo aragonés, aunque el aspecto actual, al estilo Barroco Corso, se le dio tras la profunda remodelación efectuada sobre el año 1570.

La ciudad de Alguer, al Noroeste de Cerdeña, conserva el idioma catalán, ya que se trata de una conquista aragonesa del año 1354, quienes pasaron a administrar y construir una nueva ciudad defensiva y se colonizó en su mayoría por catalanes. La Catedral de Alguer (334) se construyó al estilo Gótico Catalán sobre una iglesia anterior. Su interior sigue también el estilo Gótico Valenciano y a finales del XVI ya toma su aspecto actual Neoclásico (portada espectacular de la entrada principal) y Barroco. Está dedicada a Santa María Inmaculada.

La Iglesia del Carmen en Alguer (335) se concluyó en 1644 formando parte del convento de los carmelitas catalanes.

La Catedral de Santa María de Cagliari (336) se erigió por los pisanos en el siglo XIII al estilo Románico. Con la dominación aragonesa, el templo se vería completado con nuevas capillas y terminado su lateral derecho que estaba inacabado. De las capillas aragonesas queda todavía intacta la de la Santa Espina. Durante el siglo XVII, y ya con administración española, se reconstruyó el interior y la fachada al estilo Barroco. En la década de 1930s se sustituyó la fachada barroca por la actual Neorrománica.

Pasamos al continente, a la parte del Rosellón, parte histórica de Occitania y de la Septimania medieval, a los que posteriormente se sumaron los condados francos catalanes. Paradójicamente, esta parte del sureste francés pasaría a ser una dominación aragonesa, concretamente catalana, quedando incluso como catalana su afiliación para la posteridad. Luego la región sería española hasta 1659.

La Catedral de Elna (337) es un ejemplo notable de la arquitectura románica catalana. Aunque fue construida antes del dominio aragonés, es más que probable que haya sufrido modificaciones durante ese periodo. Está dedicada a Santa Eulalia (de Barcelona) y a Santa Julia. Su etapa constructiva abarcó los siglos XI al XIII.

La Catedral de San Juan Bautista de Perpiñán (338) se inició con la intención de convertir la ciudad en capital y seo del Reino de Mallorca. De hecho, el templo que se construyó por orden de Sancho I, se inspiró en el grandioso templo gótico de Palma de Mallorca. Tanto los arquitectos como los canteros eran mallorquines. Aunque la construcción original data del siglo XIV, se siguió construyendo cuando Mallorca volvió al dominio aragonés y luego español.

La Catedral mide 80 metros de largo por 18 de ancho y fue construida entre 1324 y 1509, junto a una iglesia anterior dedicada a San Juan, la de San Juan el Viejo (Saint-Jean-le-Vieux), de los siglos XII – XIII (consagrada en 1246), que se conserva al lado norte, luego podemos contemplar ambas, un tesoro patrimonial pocas veces visto. Alberga la tumba del rey Sancho I de Mallorca.

La Catedral de San Pedro de Montpellier (339), aunque posee restos originales del siglo XIV, se trata de una reconstrucción fiel del templo que se derrumbó en el siglo XVI. Su estilo Gótico resulta rotundo, terminándose en 1875. Sus restos más antiguos vieron nacer quizás a Jaime I El Conquistador, ya que nació en esta ciudad en 1208. La ciudad entró en la esfera política francesa en 1349 definitivamente.

La Provenza perteneció a los Condes de Barcelona y luego a la Corona de Aragón, durante casi todo el siglo XII hasta 1245 que quedó en manos de la Casa de Anjou. De aquella época catalano-aragonesa de más de siglo y medio quedan bandera y escudo oficiales de la región, y diseminados algunos restos románicos. La Catedral de Aviñón (340) conserva elementos originales románicos del siglo XII. Curiosamente, el Papa Luna (aragonés), destruiría parte del edificio en el sitio que mantuvo contra la ciudad en 1405. Se reconstruyó y añadieron elementos de otros estilos, como el Barroco, a lo largo de los siglos. Está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1995.

En toda esta amplia área de la Occitania (sureste de Francia) se pueden encontrar bellas basílicas y catedrales románicas y góticas, construidas entre los siglos XII, XIII y XIV, cuando los aragoneses administraron, pero no es mi intención polemizar aventurando sobre la importancia histórica ni cuánto valor tuvo la influencia aragonesa en cada una de ellas. Por eso, dejo la duda pendiente de resolver a los historiadores y salto al antiguo Condado de la Borgoña, otro territorio que administró la Corona de España por herencia Imperial y que abarcaba el estado Borgoñón y al Franco Condado. En la práctica, solamente se administró el Franco Condado y menos la Borgoña, en la época de máximo poder imperial de Felipe II. Durante más de un siglo y medio, como he contado antes, las guerras en Francia, de carácter político y religioso, tuvieron a la Corona Española como protagonista principal y constructora de una red impresionante de fortalezas, ingenios y edificios civiles, religiosos y militares nunca conocidos en Europa, ni tan siquiera cuando el Imperio Romano. Europa cambió su fisionomía de Norte a Sur, con un Camino Español que comunicaba el Mediterráneo con los Países Bajos. Una de las ciudades borgoñonas fundamentales sería Besanzón, y allí encontramos la Catedral de San Juan de Besanzón (341), centro católico de primer orden y que muestra sus tres estilos más comunes: Románico, Gótico y Barroco por las aportaciones de la Corona Española. Construida en tiempos de Carlomagno (IX), sería reconstruida en distintas épocas, las más importantes en los siglos XII y XVIII.

El rastro de las construcciones españolas en territorio francés se puede seguir si se conoce la historia de los monumentos religiosos, ya que los civiles y militares fueron destruidos o reconvertidos, sobre todo tras las campañas “ilustradas” del siglo XVIII, que culminaron con la destrucción del patrimonio español allá donde fuesen las tropas napoleónicas. De la parte Atlántica del Sur de Francia, también grandes extensiones pertenecieron a reyes y señores hispanos en algunos episodios de la Historia. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Lescar (342), sería elegida como última morada de los reyes de Navarra. Francisco I de Foix y Catalina de Navarra, y los abuelos de Enrique IV de Francia, entre otros, reposan en esta catedral Románica que comenzó a edificarse en el año 1120. Sufrió vandalismo durante las guerras de religión del siglo XVI. Se restauró durante los dos siglos posteriores.

Antes de iniciarse “la leyenda negra” contra lo español, figuras como San Vicente Ferrer predicaban con éxito por toda Francia en pleno siglo XV. La Biblia Valenciana y su idioma escrito llegó a considerarse lengua culta en París, a finales de dicha centuria, pues el valenciano llegó a imprimirse con el novedoso sistema de Gutemberg antes que el propio francés y que el castellano. Cuando los estrategas diseñaron el Camino Español, por el que circulaban habitualmente hasta 20.000 mercenarios germanos, según cuentan las crónicas, se llegaba a Luxemburgo desde Italia en pocas jornadas. Nunca antes las comunicaciones fueron tan rápidas. Al llegar a dicha villa lo primero que se veía era la torre de la Iglesia de San Miguel de Luxemburgo (343) que, al estilo Románico, databa del siglo X. Durante los siglos XVI y XVII sería renovada ya al estilo Barroco, quedando en su aspecto actual en 1688. La fortaleza y toda la ingeniería aplicada durante el tiempo que estuvieron los españoles, fue desmantelada en la segunda mitad del siglo XIX.

Pero queda la Catedral de Santa María de Luxemburgo (344) como exponente de aquella época convulsa. Se inició en 1613 por los jesuitas al estilo Gótico y usando el ladrillo como principal elemento constructivo. También se observan toques renacentistas en su arquitectura.

Para llegar a Flandes se podía seguir hacia Bruselas o pasar cerca de la frontera con Francia por Cambrai. Lo habitual era llegar a cualquiera de las ciudades modernas de Brabante, pasar la noche y seguir al día siguiente hasta Gante y Brujas, llegando así hasta orillas del Atlántico Norte. Los actuales países de Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo (BENELUX) ya eran los más prósperos de Europa. En la ciudad de Ámsterdam residían miles de judíos ricos que fueron expulsados de España en 1492. Ya se establecieron años antes muchos de ellos, para dedicarse al comercio principalmente, pero la expulsión convirtió esa zona en “sefardita”, con un importante barrio histórico. La llamada Sinagoga Portuguesa de Amsterdam (345) se construyó en 1675 al estilo Barroco por el arquitecto Daniel Stalpaert. Aunque se llama “portuguesa”, realmente fue mandada construir por los judíos sefardíes (descendientes españoles) en general, que se refugiaron en Portugal y que también fueron expulsados en 1496 del vecino país, fundando una gran comunidad en Ámsterdam.

Pero antes de llegar a la zona que sería conflictiva por más de 80 años, la de los Países Bajos, que tenían sus propias convicciones religiosas y políticas, y que acabarían enfrentándose pronto con los Habsburgo, nos detendremos en Bruselas y por ciudades que luego formarían la actual Bélgica. La Iglesia de la Santísima Trinidad de Ixelles (346), un suburbio de Bruselas, conserva la fachada principal Barroca de la antigua Iglesia de los Agustinos y que se terminó en 1642. Derribada ésta en el siglo XIX por un problema de urbanismo, se pudo conservar la fachada al trasladarse para la construcción de la iglesia en Ixelles por el año 1894.

La Iglesia de San Juan Bautista de Bruselas (347) muestra ya el carácter cosmopolita de la Flandes del siglo XVII, construyendo un templo con un estilo Barroco de influencia italiana. Su arquitecto fue Lucas Faydherbe, terminando su obra en 1676.

La Catedral de Amberes (348) es uno de los templos góticos más importantes de Europa. Se comenzó en el año 1352 pero el Emperador Carlos quiso que se convirtiese en la iglesia más grandiosa de Europa. El incendio ocurrido en 1533 frenó la iniciativa, pero no obstante, su grandiosidad es de lo más espectacular. Tiene un aforo para 25.000 feligreses para un punto neurálgico del Camino de Santiago. Está dedicada a la Virgen María y declarada como Patrimonio de la Humanidad desde 1999. Su torre más alta mide 123 metros de altura. Su nave mide 120 metros de largo por 53,5 metros de ancho, que llega a los 75 metros si medimos el total de la anchura del edificio.

Entre las obras de esta catedral destacan pinturas de Rubens y otros grandes maestros flamencos. Las vidrieras datan de 1537. También alberga un San Francisco de Asís pintado por Murillo.

Otro Patrimonio de Bélgica es La Iglesia de San Carlos de Borromeo en Amberes (349), construida por los jesuitas al estilo Barroco entre 1615 y 1621. Fue la primera iglesia dedicada al fundador de la orden, el padre Ignacio de Loyola. Fue decorada casi en su totalidad por Rubens, pero se perdieron la mayoría de obras de las bóvedas por un incendio ocurrido en 1718. Su campanario trasero mide 58 metros de altura.

Terminamos con la Iglesia de San Pedro en Lovaina (350), otro proyecto que el Emperador Carlos siguió por la ambición de su arquitecto en 1505, Joost Matsys, que pretendió construir la torre más alta del mundo en dicha época, con una altura de 170 metros. Pero no lo consiguió, abandonándose el proyecto en 1541 por falta de fondos. La iglesia gótica se terminó en 1497, a falta de los acabados arquitectónicos comentados. La altura final del templo quedó apenas en 30 metros, porque la torre sufrió otros reveses que la dejaron inacabada. Así y todo, está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1999. También posee numerosas obras de arte y están enterrados personajes ilustres. En capillas laterales se encuentran las tumbas de Enrique I de Brabante (fallecido en el año 1235), su esposa Matilda (fallecida en 1211) y su hija María (fallecida en 1260). Godofredo II de Lovaina se encuentra también enterrado en esta iglesia.

Please follow and like us:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.