No hace falta ser un lumbreras para afirmar que la música nació en África y que luego se expandió por todo el planeta al mismo ritmo que sus creadores, el Homo Sapiens, sin duda la especie que le dio una diversidad de sonidos “ordenados” en melodía, ritmo y armonía, determinantes para diferenciarnos de los demás seres vivos. La Música es una característica de nuestra especie que nos ha hecho evolucionar a medida que ésta evolucionaba, siendo nuestro cerebro más poderoso y sensible por el cultivo de este arte. Los primeros homo sapiens cazadores y recolectores sin duda comenzaron por los ritmos de la percusión, capaces de ahuyentar y atemorizar a presas y depredadores. A pesar de remontarnos quizás a más de 300.000 años en el tiempo, existen todavía numerosos ejemplos de estos ritmos ancestrales en el corazón de África e ir descubriéndolos nos despierta en nuestro interior, en nuestra alma, los sonidos de nuestra existencia misma.
Pero no hace falta remontarse a miles de años en la Antigüedad para determinar que los ritmos africanos fueron los primeros en escucharse a nivel Universal. Durante el siglo XIX principalmente, los esclavos africanos dotaron a América del Norte, el Caribe y Brasil de los sonidos que más se escucharían en el futuro, desbancando a la música clásica europea e incluso a la oriental durante el siglo XX. La música que llamamos Pop no se podría entender sin la aportación de estos primeros músicos esclavos africanos. No es mi intención hacer un repaso histórico de todas estas aportaciones que comenzaron con aquel rudimentario tam-tam que nos narran las crónicas esclavistas del pasado, y que eclosionaron en Louisiana, tras la influencia y fusión de instrumentos europeos (la guitarra española y el violín principalmente) con el ritmo africano, desembocando en el Blues, Gospel y más tarde con el Jazz y el Rhithm & Blues. El curioso puede perfectamente ir recopilando cada estilo musical en el tiempo y observar con claridad dicha influencia.
El sonido guro que escuchamos en el primer vídeo que os comparto nos retrotrae a los tiempos donde nuestros sentidos estaban más desarrollados. Esa letanía hipnótica, que a veces se acompañaba con sustancias psicotrópicas (lo mismo que en la actualidad), nos trasladaba más allá de dichos sentidos y se experimentaba con nuestro cerebro, en mi opinión, una sugestión que al repetirse, nos ha proporcionado más capacidad cognitiva y sensible, haciéndonos evolucionar siempre en dirección a la creatividad, razón de que nuestros inventos y desarrollo hayan venido acompañados de estados alterados de conciencia, unas veces más (cuando ingerimos sustancias) y la mayor de las veces, y otras menos, sugestionados solamente por estos ritmos infinitos que son capaces de inspirarnos.
Si nos fijamos, los ritmos negros centroafricanos son sencillos, una combinación de golpes sobre tambores o troncos huecos que se acompañan de palmas y de sonidos vocales. A medida que vamos abandonando el corazón de África, la selva y la sabana, y conectamos con colectivos más cosmopolitas (aunque sólo comercien con comunidades vecinas), su música se va sofisticando, añadiendo danzas e instrumentos, como varios tipos de flautas, además de nuevos tipos de percusión, esta vez en forma de primitivos xilófonos o herramientas de mano que se hacen chocar entre ellas. Costa del Marfil se encuentra justo en la periferia de la África Negra, así que encontramos lo más primitivo justo con la etapa posterior, en plena fusión, por eso me parece que la tribu Guro y su baile Zaouli, se interpreta la perfección de los ritmos africanos, justamente en su etapa donde se conserva lo más primitivo con los nuevos “jueguecitos musicales”. Es como si viésemos a nuestra especie en un “estado superior de consciencia”, cuando los chamanes encuentran el camino del progreso.
Esta progresión musical la observamos con pocas variaciones al Norte de África, donde la percusión sigue siendo el hilo conductor, a pesar de que los negros sean minoría. Inmediatamente después cruzaron el Estrecho, hace 50.000 años o más (es mi opinión, pues oficialmente este hecho ocurrió unos 20.000 años después) y con ellos ya en el Hemisferio Norte, la Música fue tomando más complejidad y número de instrumentos, aunque nunca se abandonó por completo una base rítmica del tam-tam ancestral africano. El fenómeno surgido en el siglo XX, cuando se retomó la contundencia de la base rítmica del tambor, no fue más que el recuerdo en nuestro ADN de dicha base rítmica, y por eso nos ocurre a todos que quedamos hipnotizados, pues volvemos en nuestra consciencia al lugar de nuestro origen.
A principios de los años 90, con la música electrónica en su punto álgido, muchos pensaban que los ritmos africanos quedaban ya desfasados, aunque todavía se sentía el tam-tam en algún eco acelerado del Bakalao. Pero la música electrónica también rinde culto a estos ritmos ancestrales, en mayor o menor medida. Cuando descubrí el Joker de Benidorm (años 92-95), me di cuenta de que realmente es África la que más ritmo nos transmite. Aquel local ya no existe, pero me queda el recuerdo de su música, lo más cercano a un templo de la música negra elevada a su máximo exponente de “modernidad”. Leftfield es un duo de Londres, blancos, pero son el ejemplo vivo de que la música negra nunca morirá.
En la línea de “modernidad”, el grupo DIE ANTWOORD son quizás el máximo exponente de la música negra llevada a la electrónica. Son blancos en un país de negros, como es Sudáfrica, pero por sus venas también corre el tam-tam que todos llevamos dentro. Sus influencias están claramente dirigidas al estilo Prodigy, al hip-hop en general, pero aplican un estilo puramente africano a sus composiciones. Prometo dedicarles un post que ya tengo medio escrito.
En fin, aunque los autores y grupos africanos raramente llegan a ser superventas en Occidente, más bien nunca, el repertorio de artistas es igual de numeroso y bueno que en el resto del mundo. Os comparto un autor que está considerado como una estrella en el futuro más inmediato.
Anansy Cyssé
Para terminar, os comparto un video que plasma a la perfección todos los estilos habidos y por haber en una fusión musical, en una composición actual y que tienen como base de partida los ritmos ancestrales más primitivos que nacieron en África: