En el año 1980 se declaró de Interés Turístico Internacional la Semana Santa de Valladolid. Tomando las palabras de su Web Oficial: “una de las principales exposiciones de imaginería religiosa y fervor público del mundo”. Y es que sus actos procesionales vienen acompañados de 42 imágenes religiosas que reposan el resto del año en el Museo Nacional de Escultura de la misma ciudad, iglesias y conventos, verdaderas obras maestras del arte únicas en el mundo. Por eso, y por lo que os seguiré comentando, la convierten en una de las más interesantes de España.

Aunque bien es cierto que la Semana Santa se celebra en Valladolid desde la Edad Media al menos, en los interiores de los conventos, salió en procesiones por las calles de la ciudad desde el siglo XV, en fecha indeterminada. La cofradía más antigua se tiene constancia desde 1498, la de la Santa Vera Cruz, aunque se ignora la fecha de su fundación. Otras cuatro cofradías constan como las “Históricas” de la ciudad: Sagrada Pasión de Cristo (1531), Nuestra Señora de las Angustias (1536), Nuestra Señora de la Piedad (1578) y Nuestro Padre Jesús Nazareno (1596). Existe una sexta cofradía también histórica, pues se tiene constancia de ella desde el siglo XV, la Cruz Desnuda, de origen fundacional por la Orden de los Franciscanos, y de carácter seglar, se tiene en cambio por cierta la fecha de 1924 como su refundación, año de regreso de la Orden a la ciudad tras un largo periodo ausente. Existen un total de 20 cofradías vallisoletanas.

La Historia de la Semana Santa en Valladolid está llena de anécdotas, tantas como dura en el tiempo, pero debo destacar dos periodos importantes y que la han dotado de su personalidad. Primeramente cuando Valladolid fue Corte durante casi medio siglo XVI, y la segunda en 1923, con el Arzobispo Remigio Gandásegui, cuando recuperó unos actos procesionales que decayeron hasta casi extinguirse durante un trágico siglo XIX español.

La riqueza de la Corte Vallisoletana demandaba una también esplendorosa exhibición de tallas e imágenes para su Semana Santa. Aunque Felipe II trasladó la capital a Madrid en 1561, volvió a serlo Valladolid entre 1601 y 1606, así que la tradición por conseguir las mejores obras para las procesiones, continuó hasta bien entrado el siglo XVII. Uno de los mejores imagineros de todos los tiempos, Gregorio Fernández (1576-1636), realizó unas obras únicas por su estilo, imitado por grandes artistas durante siglos. Su primer trabajo como imaginero “Cristo Yacente” lo realizó en 1610.

Pero los pasos se llenan también de obras de otros grandes artistas, como Juan de Juni (1507-1577), un gran maestro de origen francés que se afincó y falleció en la misma ciudad donde dejó su gran huella. Fue pionero en numerosos materiales y sus técnicas se imitaron por los numerosos artistas que dio el Barroco. Está considerado el mejor escultor de manos, el verdadero quebradero de cabeza para los artistas de todos los tiempos.

Otro artista destacado fue Francisco del Rincón (1567-1608), maestro de Gregorio Fernández, falleció en lo más álgido de su arte, privándonos de obras que de seguro hubiesen pasado a la posteridad por su realismo y calidad artística. Su nieto Bernardo aportó también bellas imágenes a la Semana Santa Vallisoletana. Pero la lista se completa con otra docena de grandes escultores que descubriréis si visitáis esta gran manifestación religiosa

Antes, durante y después de la Semana Santa Vallisoletana, se celebran numerosos eventos y actividades culturales, gastronómicos y deportivos en la ciudad. Destacan los numerosos conciertos. La Web de las cofradías e información del culto para la Semana santa es: clica aquí. Para conocer los conciertos religiosos: Clica aquí.

Se recomienda asistir al Sermón de las Siete Palabras y a la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, pues son lo más esperado y concurrido todos los años. El Sermón se celebra el Viernes Santo a mediodía y la Procesión General a la tarde, momento en el que se pueden ver casi todas las obras (33 pasos).

En el año 2014 se presentó su candidatura para su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como Bien Inmaterial y Cultural. En Octubre del 2015 el Congreso de los Diputados aprobó y elevó dicha candidatura, algo que parece “aparcado” y que animo a las Autoridades pertinentes para seguir promocionando y que no caiga en el olvido.

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