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El zigurat es la construcción monumental habitable de grandiosas dimensiones más antigua que se conoce. Aunque su forma es muy similar en los continentes donde se han encontrado, para los expertos su forma y desarrollo se torna modélico en la antigua Mesopotamia, lugar donde este tipo de arquitectura alcanza “la perfección”. De hecho, a las construcciones que se encuentran fuera de este entorno histórico, se les llama “pirámides truncadas” o “escalonadas” y no zigurats. En Mesopotamia se han hallado hasta 32 grandes zigurats, de modo que podemos imaginar la cantidad asombrosa que llegaron a construirse simplemente encontrando cualquier resto de asentamiento o grupo de asentamientos cercanos, pues está claro que hace entre seis mil y tres mil años al menos, su construcción era fundamental para la cultura y religión del Próximo Oriente.

Podemos imaginar Mesopotamia mirando los ríos Éufrates y gran parte del Tigris en un mapa, los dos grandes ríos que van a desembocar al Golfo Pérsico. Su área de influencia cultural y muchas veces política a lo largo de la Antigüedad,  la podemos situar desde el Sudeste de Turquía hasta el Estrecho de Omán (Golfo Pérsico), y de Norte a Sur gran parte del sureste turco y Sirio, el sudoeste de Irán y prácticamente la totalidad de la actual Iraq. El nombre de zigurat procede según los expertos de su voz acadia “zaqaru”, que significa “construir a lo alto”. En todo este extenso territorio se fue desarrollando la rica cultura sumeria (4.500 a. de C. al 2.600 a. de C. aproximadamente) y luego babilónica (1800 al 1600 a. C.), pero el descubrimiento de un zigurat en concreto retrasa en más tiempo las cronologías manejadas hasta este momento por los estudiosos de dichas culturas. Fechas clave fueron el 3.500 a. de C. con la aparición de la rueda y el 3.300 a. de C. con la escritura, fecha que marca la frontera entre la Prehistoria y la Historia, pues de dicha fecha datan las tablillas escritas en cuneiforme más antiguas halladas en el mundo.

En la Biblia encontramos numerosas referencias al Reino de Sumer y a los zigurats. Se hace imprescindible escribir sobre la tierra donde moraron los primeros patriarcas, como Abraham, principal artífice de la conversión al Monoteísmo, nacido en Ur en un periodo que podemos situar en el vasto tiempo de existencia de la antigua Sumeria, aunque no tanto como pensamos, ya que gran parte de estos textos sagrados se recopilaron en tiempos babilónicos. El zigurat más famoso es sin duda “la Torre de Babel”, descrito en la Biblia, pero quizás desconocida para sus autores e inspirada en los zigurats contemporáneos a dichos escritores de la Biblia. Curiosamente sería un rey babilonio quien reconstruyó el zigurat de Ur, ¿Sería éste la famosa Torre? De ser así, se puede contemplar en la actualidad y muy bien conservado. Hallazgo tras hallazgo, nos sorprenden las nuevas dataciones de algunas construcciones antiguas, y eso mismo ocurre con los restos de Tappeh Sialk o Tepe Sialk, un zigurat construido sobre el 2.900 a. de C. y que se tiene como el más antiguo de Mesopotamia y del Mundo.

Un equipo francés que estudia restos arqueológicos en Iraq e Irán, dependientes del Museo del Louvre, analizaron en más profundidad los restos de Tappeh Sialk en diversas etapas (tras las guerras que asolaron estos territorios). Encontraron un lugar “saqueado”, pues ya se excavó a principios de los 1930s y los sucesivos equipos europeos se llevaron al Leuvre, al Museo Británico y al Museo Metropolitano de Nueva York miles de piezas, con el consiguiente abandono del yacimiento a su suerte tras cada campaña hasta los años 1970s. El trabajo de este equipo francés se publicó en 2001, y se ha ido revisando y completando por distintos Institutos (como el iraní) hasta 2007.

En este último estudio se analizaron la estructura más primitiva del zigurat, un asentamiento humano cerca del montículo de tierra y un cementerio también cercano. La datación de dichos emplazamientos se estableció en unos 7.500 años de antigüedad, con lo que pudo ser un primitivo poblado con su cementerio y una especie de plataforma artificial que se usó para los oficios religiosos, lo que en Egipto se conoce como mastaba, que con los siglos fue aumentando de altura, construyendo sucesivas terrazas, hasta configurar un edificio colosal. Si ya la datación de 2.900 años a. de C. resultaba una antigüedad suficiente para considerar Tappeh Sialk como el más antiguo zigurat, retrasar su construcción hasta el VI milenio a. de C., en una época cuando comienza el Neolítico, nos ofrece una nueva perspectiva y que lo une a otros hallazgos en Oriente Medio verdaderamente sorprendentes por su «anacronismo oficial”.

El zigurat de Tappeh Sialk pertenece a la zona clasificada como elamita. En este territorio del antiguo Reino de Elam se hallaron otros tres: Susa (1.800 a. de C.), Haft Tepe (1.375 a. de C.) y Choga Zanbil (1.250 a. de C.). El Tappeh Sialk es exageradamente más antiguo que sus hermanos de territorio. A los pies de este zigurat más antiguo del mundo existen restos humanos con más de 5.500 años de antigüedad esperando a ser desenterrados y analizados, así como numerosos puntos susceptibles de excavación donde seguramente se guarden todavía muchos descubrimientos, a pesar del expolio continuado sufrido y abandono por parte de las Autoridades. La localidad más cercana se extiende año tras año y ya los niños llegan al monumento para jugar a la pelota.  Simplemente con la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, al menos se podría proteger lo que queda. Pero es algo que de momento no llega, al contrario que el de Ur, cuya declaración sería de las primeras para la UNESCO en en año 1979.

Tappeh Sialk se ha considerado también como la primera estructura palaciega de la Humanidad, dada la cantidad de cerámicas, ornamentos y objetos refinados encontrados, mezclados con otros del día a día, de modo que se pudo habitar como palacio en su parte alta, descendiendo en orden jerárquico la población de una primitiva ciudadela siempre en forma de zigurat, hasta las clases trabajadoras y esclavas, que habitaban las zonas bajas e incluso en el exterior de la misma, como lo demuestran restos de asentamientos de distintas épocas. De los 32 zigurats encontrados, el de Ur es el mejor conservado, pero ninguno se encontró al completo, así que sigue siendo un misterio la zona más alta, donde se supone que se encontraba el templo. Al menos se conservan tablillas escritas y numerosos documentos donde se describen estas magníficas construcciones completas, dignas de protección y conservación.

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