El equipo de www.qvo.es ofrece su más sentido pésame por las víctimas del COVID-19 a las familias, por eso muestra desde el inicio de esta terrible Pandemia un lazo negro en todos sus post.

Los afrodisíacos los podemos clasificar por su origen natural o artificial. Los de origen natural vienen siempre acompañados de profundos análisis en laboratorios reales o ficticios, y sobre todo de mucha leyenda, ya que muchos de ellos se usan desde la más remota Antigüedad para despertar nuestro apetito sexual. La “luna de Miel” refleja exactamente una de estas costumbres remotas, cuando, y desde el tiempo de los romanos al menos, como ya nos explican Petronio y Ovidio, en las cámaras nupciales se solía dejar una jarra de agua-miel a los novios para potenciar sus apetitos sexuales y reconstituir sus cuerpos ante el esfuerzo que les espera.

 

En este repaso a los afrodisíacos naturales comenzaré por el considerado “mejor de todos” o top 1, el ginseng. Por otro lado existen los de origen artificial, que también os describiré post a post. Se trata de compuestos químicos fabricados en laboratorios que incentivan el deseo y la potencia sexual. Curiosamente, la gran mayoría de ellos, tanto naturales como artificiales, están dirigidos al hombre, señal de que “a las mujeres no les hace demasiada falta”. Pero esto se debe a que los últimos tiempos han sido bastante machistas en todos los aspectos.

De hecho, hasta los años 90s del siglo pasado, ni siquiera médicos ni científicos conocían la sexualidad de la mujer, ni cómo está constituido su clítoris con exactitud. A día de hoy, tampoco se conoce demasiado bien la composición de los flujos vaginales ni dónde ni cómo se producen en el organismo. Se sabe, por ejemplo, por dónde se emanan las feromonas, en las paredes de los labios menores, pero no se conoce con exactitud la glándula u órgano que las producen, ni los detalles psico-somáticos que las animan a crearlas, salvo nuestra lógica, muchas veces equivocada. Hace muy pocos años salió al mercado la “viagra para mujeres”, específica y que actúa de forma distinta a la masculina, señal inequívoca de que las “necesidades” son las mismas para ambos sexos y que las leyendas mejor que queden como tales.

El ginseng es una sustancia que proviene de una raíz que brota en la naturaleza y que, desde tiempos milenarios, se consume en oriente para fines culinarios y medicinales. Cuando nos llegó  a los occidentales, venía acompañado como leyenda de gran poder afrodisíaco, estimulador de nuestra libido, y que desde hace décadas ha formado dos bloques científicos enfrentados entre sí. Uno es muy escéptico y le resta importancia a su verdadera –según ellos- labor, que no es más que aderezar algunos alimentos para darles un sabor peculiar. Reconocen que, de alguna manera, despierta o anima a quien lo consume y que en suficiente cantidad, puede ayudar a la farmacología para ciertos tratamientos como estimulante.

En cambio, hay otro gran número de médicos y científicos que están enamorados del ginseng. Un ejemplo actualizado es la noticia de que en la Universidad de Guelph, en Canadá, un equipo de científicos dirigido por Máximo Marcone revela que este afrodisíaco natural es mucho más eficaz que la tradicional ingesta de chocolate o la copita de vino, los cuáles sólo tienen efecto en nuestra cabeza, dan sensación de euforia, sobre todo el vino, pero luego no significa que nuestros órganos sexuales vayan a estimularse forzosamente.

Según John Melnyx, coautor del estudio que recoge la revista Food Research Internacional, y que presume de ser el estudio más extenso y científico de todos los efectuados hasta el momento, tratando la disfunción eréctil con drogas sintéticas, como la Viagra o la Cialis, pueden aparecer efectos secundarios como dolores de cabeza y dolor muscular y no aumenta la libido, sino que potencia la irrigación sanguínea y con ello las pulsaciones y nos da ese ímpetu parecido al “levantamiento del ánimo sexual”. En cambio el ginseng, sigue diciendo, actúa como un verdadero afrodisíaco pues mejora la función sexual y excita el deseo sexual, tiene un efecto completo, tanto psicológica como fisiológicamente. Pero cuidado, que todo tiene su dosis. Mirad siempre las prescripciones y folletos que acompañan el producto, pues no porque tomes dos frascos te vas a convertir en un semental desbocado. Todas las sustancias se deben tomar estando antes bien informados y tomar con la medida justa.

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