La Octava y última temporada de la famosa serie Juego de Tronos, la entrega más esperada de los últimos tiempos, prometía un desenlace de lo más espectacular y sorpresivo. Sus creadores Benioff y Weiss se reservaron el rodaje del último episodio, de modo que solamente ellos sabían cómo quedaría la cosa definitivamente, pero sin ver éste, ya adelanto la decepción de la crítica en general y de numerosos espectadores ante el visionado de sus primeros cuatro episodios, pues no están a la altura de los más de 60 millones de dólares que, dicen, ha costado producirlos.
Cada capítulo ha supuesto más de 15 millones de dólares, un presupuesto mayor que los anteriores de la serie, pero solamente en el tercero se ve un gran despliegue de extras y efectos especiales. Los dos primeros capítulos y el cuarto nada más suceden escenas “teatrales” más o menos dramáticas, pero en absoluto requieren de una gran inversión económica para realizarlas más que el destinado a los bolsillos de los actores. Además, en el tercero, hubo un más que sospechoso abuso del humo y oscuridad que los aficionados al Cine achacamos siempre a la “falta de recursos” típico de las producciones de “segunda división”.
Para el IMDB el primer capítulo se ha valorado con un 8.4, el segundo con 8.7, el tercero con un 8.5 y el cuarto con 7.1, quedando muy lejos del 9.5 general de la serie y que sin duda la alejará del 10 todavía más, nota que ninguna serie ni película ha alcanzado jamás. A falta de conocer la realización de los dos últimos capítulos, lo presentado hasta ahora no ha satisfecho ni cubierto las expectativas despertadas en un principio, encontrando a críticos especializados muy enfadados y, debo confesar que estoy de acuerdo con ellos, ya que no parece que, de ser ciertos los números presupuestados, se refleje en el resultado. Como sé que hay muchas personas que todavía no han comenzado a ver esta Octava Temporada, me reservo los detalles “incoherentes” para más adelante.
Donde coinciden críticos y espectadores es en la espectacularidad de la batalla en el tercer episodio, pero cuando las críticas, los “peros” se repiten en todas las declaraciones, es porque los creadores de Juego de Tronos no han estado a la altura. Han tenido “miedo” a sorprender de verdad, tal y como hicieron en anteriores temporadas, miedo a que la muerte de alguno de sus actores estrellas restara popularidad, cuando la lotería en las calles se decantaba por la muerte de uno u otro protagonista. En cuanto a la realización, debemos agradecer a Juego de Tronos que se produzcan series y películas de calidad para la pequeña pantalla, pero resulta negativo que numerosos espectadores se quejen de que ni con el brillo al máximo en sus dispositivos, pudieron ver con una mínima nitidez las escenas de acción. Por otra parte, numerosos personajes del bando enemigo, fundamentales en el desarrollo de la serie, ni siquiera entraron en acción durante la batalla, como Fantasma o los caminantes blancos, sin grandiosos combates entre los personajes claves de los dos bandos. La escena dentro de la fortaleza me pareció de los Hermanos Marx: carreras a lo loco, escondiéndose tras las puertas, lo mismo valientes y encarándose, que huyendo como ratones. Un poco sin sentido.
Los estadounidenses son maestros en hacer negocios. Sin grandes beneficios no habrían convertido la Fábrica de Hollywood en el referente mundial para el Séptimo Arte. De vez en cuando “se les nota” la avaricia y cuándo echan mano de la calidad, tirando la casa por la ventana para intentar convertirse en leyenda. Los más escépticos les acusan de recurrir a escenas ya rodadas durante la serie para triplicar beneficios. “Sospechosamente” se vieron a los personajes principales trabajando a destajo en otras series y películas, o visitando diversas ciudades del mundo, como Sevilla, cuando se suponía que se estaba rodando la última temporada, desde finales del 2017 hasta mediados del 2018, sin el “aparato” técnico que se ha visto en las temporadas anteriores. Se achacaba al secretismo para evitar que nadie conociera el desenlace final, pero no quita que sea demasiado evidente que, en realidad, el resultado en pantalla coincida con las sospechas de los más críticos y que se han sacado la última temporada de la chistera. Esperemos que los dos últimos capítulos estén a la altura de lo que todo el mundo espera de esta serie, calificada ya como “la mejor de todos los tiempos”.