España es uno de los países pioneros en las investigaciones espaciales (Recordemos lo que nos contó Iker Jiménez sobre el primer traje espacial diseñado por Emilio Herrera en 1935, además del primer motor a reacción por Virgilio Leret, cuya patente se vendió a los ingleses). Lo más parecido en nuestro país a una agencia espacial se fundó en el año 1942, con el nombre de INTA, Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, cuyas primitivas instalaciones se construyeron en Madrid y donde, lentamente, se desarrollarían proyectos para la observación del espacio exterior y ensayos con nuevos artefactos de vuelo no tripulados (balística-cohetes principalmente) y tripulados para la aeronáutica, todavía muy joven pero prolífica en grandes gestas y artefactos en España. Hoy en día continúa en activo, tras 75 años de vida, y sus sedes principales se encuentran en Madrid y Moguer (Huelva).
En estas fechas se cumplen los 60 años de la fundación de la NASA, cuando el Presidente Eissenhower firmó un 29 de julio de 1958 la carta que dio origen a esta famosa Agencia Espacial. En España también en esas fechas se comenzaron a construir nuevas instalaciones y observatorios más potentes con la intención de fundar una agencia espacial propia. En un principio se centró el desarrollo en la observación del espacio, pero tímidamente se iniciaron experimentos con cohetes mejor propulsados y que en la década de los 60s asombraron, a pesar de nuestro modesto presupuesto. De hecho, en 1961 la NASA eligió e inauguró sus más importantes instalaciones de observación, fuera de territorio estadounidense, en Robledo de Chavela, al oeste de la provincia de Madrid, una antena de 70 metros para el seguimiento del programa Mariner. En 1964 se fundaría en dicha zona el Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo de Madrid, que abarca unas instalaciones y varias antenas, bajo patrocinio de la NASA, que ha prometido la instalación de una nueva antena.
A pesar de la autocrítica, que incluso nos llevó a realizar una comedia muy famosa en el Cine de la época, las aportaciones científicas españolas en el campo aeroespacial sólo son superadas por las dos superpotencias y pocos países más (ya que formamos parte importante de la ESA, la Agencia Espacial Europea, y cumplimos un papel muy protagonista). Científicos españoles han dirigido y participado en numerosos programas tanto de la NASA como de la ESA, además de llevar a éxito propios, sobre todo en el campo de los satélites artificiales. Durante las últimas 6 décadas España ha seguido a la vanguardia para el desarrollo de nuevos materiales y ha contribuido al entendimiento científico y puesta en práctica de los vuelos espaciales tripulados y no tripulados. Pocos saben, por ejemplo, que la NASA tuvo serios problemas para encontrar un material resistente en las reentradas a la atmósfera y que se basó en los azulejos (manises) para desarrollar el recubrimiento (al principio cerámico) de color negro que vemos en las naves actuales, gracias a colaboradores españoles de finales de la década de los 60s y principios de los 70s.
El observatorio espacial más importante del mundo se encuentra en Canarias. Se trata de un vasto complejo de radiotelescopios y antenas de distintas frecuencias y espectros, situados en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria. Se inauguraron las primeras instalaciones en 1960 en acuerdo de colaboración entre el Gobierno Español y la NASA. Además de este complejo, existen otros enclaves para la investigación no menos importantes, como el Gran Telescopio Astrofísico en La Palma, el Observatorio del Teide y el de Villa de Garafía, todos en las Islas Canarias.
El primer cohete-sonda español se desarrolló entre 1966 y 1969 con colaboración británica (British Aerojet), se le llamó INTA-255. Se desarrolló un segundo (INTA-300) desde 1968 con la clara intención de situar satélites en órbita sin dependencia de otras agencias. El primer satélite artificial científico lanzado con tecnología enteramente española se lanzó en el año 1974, el INTASAT. Desde entonces, al menos 14 satélites han sido lanzados bajo patrocinio de la INTA, algunos militares, como el Spainsat, para apoyo a las tropas españolas desplazadas en el extranjero. Hoy en día, con la reciente puesta en órbita del satélite espía PAZ, España se encuentra a la cabeza de Europa en este tipo de satélites, pues sólo Rusia, Alemania e Italia han puesto en órbita satélites semejantes. Algunos satélites se han puesto en órbita como prototipos diseñados en Universidades, como la de Alicante hace unos años y la de Vigo, un proyecto en desarrollo actualmente. También tenemos astronautas españoles, como Miguel López-Alegría, nacionalizado estadounidense y nuestro actual Ministro de Ciencia Pedro Duque.
En el municipio de Villacarrillo, provincia de Jaén, se encuentra el Centro de Vuelos Experimentales Atlas, especializado en el desarrollo de naves no tripuladas o C.E.U.S. (UAV y drones), donde utilizan ingeniería aeroespacial y sirve como magnífico campo de pruebas. El centro es complementario al que se encuentra en Moguer (Huelva), que es el otro centro donde también se desarrollan proyectos para naves no tripuladas de diversos tamaños y fines, se encuentra precisamente en las proximidades de Mazagón (Moguer), el Centro de Experimentación de el Arenosillo.
Todo lo que tiene que ver con INTA sirve para las investigaciones que se desarrollan en distintas sedes del Ministerio de Defensa y del CSIC, pero también en varias universidades españolas. Dependientes de una de ellas surgen empresas privadas que desarrollan proyectos tan atractivos como los desarrollados en PLD Space, por ejemplo, una empresa fundada en Elche, Alicante, en el año 2011 por los especialistas Raúl Torres y Raúl Verdú. Los cohetes desarrollados en esta empresa están a la vanguardia mundial de su tipología. Actualmente están inmersos en el proyecto del motor TEPREL y de las lanzaderas ARION, las únicas reutilizables en Europa. Se tiene previsto el primer vuelo de prueba para el 2019 y su presupuesto está engrosado por casi 800.000 euros provenientes de la Unión Europea. La Universidad de Vigo también espera lanzar el primer satélite gallego para finales de ese año o para el 2020.
La NASA anunció hace unos meses que ha encontrado planetas susceptibles de albergar una atmósfera similar a la nuestra, y no uno sino siete planetas al menos, a tan sólo 40 años luz de distancia, algo insólito hasta ahora. Con la actual tecnología se tardarían al menos 10.000 años en llegar con una nave que rondara los 200.000 Km/h, velocidad máxima alcanzada por la nave más veloz probada hasta ahora. Pero hace medio siglo conseguir sobrepasar los 28.000 km/h era todo un “imposible”. La unión de todas las agencias espaciales del mundo puede conseguir superar retos inviables para una sola (incluyendo a la NASA). Entre ellas se encuentran diseminados numerosos científicos españoles que contribuyen al progreso y a los futuros viajes espaciales, con la mente puesta en el siguiente paso, que no es otro que posar el pie en Marte. Parece ser que muchos profesionales se han empeñado en fundar una nueva Agencia Espacial Española, a la manera americana, donde se concentren en un mismo lugar a todos los especialistas y poder realizar viajes tripulados fuera de la atmósfera. Veremos si con la moda de tanto millonario que quiere darse una vuelta por la Estación Internacional, hace viable este proyecto aglutinador. Tecnología y buenos profesionales nos sobran, presupuesto parece que también.
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