La Constitución Española no prevé el Derecho a la Abstención, es decir, en el caso hipotético de que la mayoría de españoles no encuentre ninguna fuerza política que los represente, y decidan abstenerse, quedan desamparados y no se respeta su derecho a un cambio del sistema político, que es en definitiva el motivo de dicha Abstención. La Constitución, por ejemplo, se aprobó con una participación del 67 %. Aunque este ejemplo no sigue las directrices comparables a la Ley Electoral, más compleja que un simple SI o NO, desde un principio existen personas disconformes con el modo de gobierno elegido.

En los inicios de la presente etapa democrática, alrededor del 70 % de los mayores de edad en España votaban en las distintas elecciones a los cargos dirigentes. Se consideraba que 2 de cada 10 españoles en edad de votar y que no ejercía su Derecho, simplemente “pasaba”, que eran “antisociales a los que no interesaban gobiernos ni quiénes ocupaban los escaños”. Pero a medida que se ha ido consolidando la Democracia, el número de abstenciones y votos en blanco se ha multiplicado, siendo en la última década cerca o superior siempre al 40 % las abstenciones, tanto en las elecciones municipales, autonómicas o generales. Y eso es más que preocupante.

La Constitución Española establece en su artículo 23 el Derecho al voto universal, y regula en sus artículos 92, 68, 69, 140 y 152 el protocolo a seguir en las elecciones generales, autonómicas y municipales. En el hipotético caso de que se superase un 50 % de abstenciones, nuestra Constitución no contempla nada al respecto. Eso significa que hasta la misma Constitución deja en un completo desamparo a las personas que no están de acuerdo con nuestro sistema de partidos políticos o de nuestro sistema político en general. La Constitución debe ser cuestionada en su principio básico y sería susceptible de una renovación.

¿Por qué nadie quiere tener en cuenta a los disconformes? ¿Por qué carecen de Derecho si son más cantidad que cualquier partido político? El PSOE gobierna con un 28 % de votos (120 escaños de los 176 que supone la mayoría absoluta). Es decir, se gobierna un país por lo que piensan solamente ¼ de la sociedad, pero se discrimina lo que casi el 34 % piensa, que es el número de abstenciones (en Canarias superó el 41 %), 6 puntos más que la fuerza política que gobierna.

Pero la abstención aumenta progresivamente. En las Andaluzas pasadas (2022)  hubo una abstención del 41,64 %. Eso significa que 2.723.150 personas con derecho a voto no pasó por las urnas. Ninguna fuerza política obtuvo tal cantidad de votos. La mayor fuerza, el PP, fue votada por 1.582.412 personas. De manera que si la abstención fuese un partido político, gobernaría con Mayoría Absoluta. Si se trata de un sistema democrático, ¿Por qué no se tiene en cuenta a la Abstención? ¿Por qué debemos seguir reglas discriminatorias? ¿Por qué no se consulta al Pueblo al respecto?

Algo más de 35.5 millones de españoles pueden ejercer su derecho a voto en 2023. De éstos, 414.581 son extranjeros residentes en España (según el INE). De manera que su número no es significativo. Lo sería si pudiesen votar los  5.42 millones de extranjeros que trabajan y residen en nuestro país, pues representa el 11,5 % de la población española.

Participación en las Elecciones Autonómicas y Municipales

TOTAL VOTANTES  22.669.931       63,91% (2023)     65,19% (2019)

ABSTENCIÓN  12.797.289                 36,08%       34,8%

VOTOS EN BLANCO      306.744        1,37%           0,94%

VOTOS NULOS                 335.370      1,47%           0,91%

Al margen de los resultados políticos, apreciamos la abstención en aumento que, sumados a votos en blanco y nulos, suman casi el 39 %, cuando las anteriores registraron menos del 36 %. ¿Qué hacemos con los más de 13.4 millones de adultos españoles que no comparten el sistema político imperante? Pues lo mismo que en los pasados 40 años: nada.

Los políticos siguen sin resolver los problemas básicos de España, como son el Empleo, la Vivienda y los precios de los productos básicos (energía eléctrica, combustibles, agua), a los que ya debemos sumar el de los alimentos, que están alcanzando precios de récord. Pero siguen gobernando los de siempre, es decir, los que se benefician del amiguismo del “bipartito”, los amiguetes de estos que no resuelven, sino que incrementan los impuestos y la carestía como única vía económica. Seguimos en un bucle PSOE-PP infinito.

Pero los que están disconformes, los que no quieren seguir este modelo de gobierno, son apartados e ignorados porque nuestros abuelos redactores de la Constitución, no pensaron en otra alternativa o mejoras. Estamos atrapados en un sistema donde solamente se consulta al Pueblo el color de los escaños, con los políticos haciendo y deshaciendo impunemente a sus anchas, convirtiendo en Ley todas sus ocurrencias, sean o no útiles para la sociedad, y sin consultar a la ciudadanía.

César Metonio

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