La crema catalana es quizás uno de los postres que más aceptación ha tenido en las últimas décadas en todos los ámbitos: familiar, hostelería, comercial tanto a nivel nacional como internacional y, aunque su receta original es algo complicada de preparar, el resultado merece la pena. Por eso os voy a contar un poco de su Historia y daros una receta sencilla de realizar.
Según la tradición, en el siglo XVIII un alto cargo de la Iglesia visitó un convento catalán y, con los nervios, a la hora del postre las monjas prepararon un flan quedándoles demasiado líquido, por lo que decidieron añadir azúcar quemado para que se compactara. Al servirlo el obispo se abrasó con la primera cucharada, por lo que exclamó “crema” (quema en catalán), quedando así para la tradición el origen de este tipo de postres y para la española en general.
La primera referencia escrita sobre este postre se encuentra en dos libros, uno en Valencia y otro en Barcelona, datados oficialmente en 1324. Se trata del Llibre de Sent Soví (Sent y Sant significan lo mismo: san o santo Salvio). La versión valenciana parece más antigua por su mayor brevedad. Los historiadores están barajando la hipótesis de que sea mucho más antiguo este curioso libro y que realmente esté datado en el año 1024, para hacernos una idea de que las tradiciones se pierden en el tiempo. Del mismo modo, “revisiones históricas” de este tipo, en vez de aclarar qué fue primero, sigue dejando a los políticos decisiones controvertidas, como son el origen mismo de las lenguas romances en el ámbito mediterráneo.
En este antiguo recetario aparecen numerosas formas de preparar platos donde se conservan las maneras “romanas”, es decir, de la época visigótica con las influencias árabes y los nuevos ingredientes aportados a la cocina peninsular: azúcar, canela, azafrán, etc, y por supuesto el arroz y multitud de productos de la huerta como la alcachofa y los espárragos. Muchas recetas no han variado, con casi mil años transcurridos, pues no hay que olvidar que no es un libro de “nuevas recetas”, sino de las conocidas y que ya eran tradicionales por entonces. Uno de los postres mencionados se elabora exactamente como la actual crema catalana, postres que aparecen en gran cantidad porque eran y son muy populares para la época de Cuaresma (los musulmanes tenían su propia cuaresma, el ramadán y a la caída del Sol les venían muy bien los dulces por energéticos, como en la actualidad). En fechas posteriores se vinculó este postre con la celebración por San José.
Ingredientes
-750 ml de leche entera
– 200 gramos de azúcar
– 50 gramos de harina de trigo (también almidón o maicena)
– 6 yemas de huevo
– Piel de un limón (también naranja si se quiere)
– Canela
– Azúcar para quemar
Preparación
Diluimos en un vasito de leche la harina (o maicena), y una vez diluida la vamos a reservar para usarla más adelante. Por otro lado vamos a batir el azúcar con las yemas de los huevos, desechando las claras, que las puedes guardar para usar en otra receta si quieres. Usa unas varillas para mezclar bien los ingredientes hasta formar una pasta cremosa. Reserva esta mezcla también, la usaremos un poco más tarde.
En un cazo adecuado, colocamos el resto de la leche, y la vamos a poner a calentar. Agregamos a la leche la piel del limón, que primero lavaremos para quitarle la suciedad, y luego con un cuchillo bien afilado vamos a cortar la piel, con cuidado de sacar sólo la parte amarilla, ya que la parte blanca del limón puede dar un sabor amargo. Cuando la leche comience a hervir, ponemos a fuego suave, quitamos la piel del limón y agregamos las yemas batidas con el azúcar, y batimos un poco para que se mezclen bien. A continuación añadimos el vaso de leche con la maicena (harina), espolvoreamos un poco de canela (o incorporar las ramitas) y batimos hasta que la mezcla se espese bien.
Retiramos del fuego y vertemos en los recipientes individuales. Normalmente se emplean unos recipientes de barro muy característicos, pero si no tienes, usa otros distintos. Espolvorea una capa de azúcar por encima de los mismos, y con un soplete de cocina quémala hasta darle el color típico de la crema catalana, y deja enfriar en la nevera varias horas, para que se cuaje bien y se enfríe. También se comercializa azúcar en sobrecitos que se cristaliza con la humedad. Y una vez la sirvas bien frías, a disfrutar de este exquisito postre. También puedes usar esta crema como rellenos para repostería.
Toni Ferrando.