Existen numerosos lugares en Argentina que merecen la pena visitar, por sus monumentos e interés cultural, por sus parajes naturales, por infraestructuras hoteleras o también por su gastronomía, pero lugares que engloben todos estos atractivos en un mismo lugar no hay demasiados, por eso me permito daros a conocer Villa La Angostura, un lugar paradisíaco en la Patagonia rodeado de increíbles paisajes y de ambiente acogedor, preparados para recibir todo tipo de turismo: deportivo, familiar o romántico.
A vista de pájaro, Villa La Angostura se sumerge en el bosque andino patagónico como si siempre hubiese formado parte del mismo. Los amantes de la naturaleza encontrarán aquí amplios espacios para practicar senderismo en contacto continuo con el entorno. Si llegamos en el mes de febrero y comienzos de marzo, encontraremos toda la ciudad, de unos 11.000 residentes permanentes, engalanada de jardines, en un evento que se ha convertido en Interés Nacional por declaración oficial en el año 2013. El clima de esta ciudad del sur de la provincia del Neuquén resulta peculiar en la zona, pues en el radio de unos 4 kms su temperatura oscila hasta los 30º C en verano y hasta los -15º C en invierno, se considera un “microclima” debido al abrigo que producen las montañas de su alrededor y el efecto “espejo” de los abundantes acuíferos que la envuelven, de modo que encontramos tanto el clima típico y las condiciones para practicar las actividades de invierno y también de verano, motivo por el que encontramos turistas durante todo el año.
Como curiosidad, comentaros que en Villa La Angostura se han rodado multitud de películas para cine y televisión, además de spots publicitarios. Existe un recorrido hasta la también turística San Martín de los Andes donde se avistan hasta siete grandes lagos. Esta Ruta Turística se encuentra siguiendo el trazado de la carretera Nacional 40. Rutas para contemplar los numerosos parajes naturales abundan, pero también existen sitios concretos con atractivos “artificiales”, por ejemplo, resulta un buen lugar para visitar construcciones típicas alpinas de Argentina, que posee obvias influencias de sus constructores de origen europeo, pero con unos matices propios, caso de la Capilla Ntra. Señora Virgen de la Asunción, del arquitecto Alejandro Bustillo, inaugurada en 1938 y la Residencia el Messidor, del mismo Autor e inaugurada en 1942, que se ha convertido en emblema de la ciudad de tanta foto que se le ha tomado.
En “el puerto” podemos comenzar una visita al Parque Natural Los Arrayanes para contemplar la fauna y flora típica del bosque andino, para el amante del agua, pueden dirigirse al lago Nahuel Huapi para navegar y practicar los deportes náuticos. Para los que gustan de saborear la gastronomía, existen posadas, restaurantes y locales donde se degustará una comida rica y variada, pues se preparan los platos típicos argentinos de carnes asadas y una cocina autóctona donde también encontraremos trucha, además de carne de caza, como jabalí ahumado o ciervo. Una salsa a base de setas y hongos tiene gran acogida entre los paladares, así que suele acompañar tanto a la carne como al pescado. Sobre todo para el invierno, arraigó la costumbre de un variado surtido de dulces, donde uno de sus mayores protagonistas es el chocolate, pero no faltan las mermeladas de frutas del bosque y tortas al estilo germánico y suizo. Entre las bebidas locales destaca la chicha, una bebida alcohólica cuyos orígenes se remontan a tiempos anteriores de la venida de los europeos.
Toni Ferrando.
