Para ser emprendedor en España se debe tener en cuenta principalmente el mercado donde se va a dirigir el producto. Por culpa de las malas políticas internas en nuestro país, los proyectos con futuro están encaminados al “Mercado Global” y, casi siempre, los productos y marcas que tienen éxito terminan por ser absorbidos por las Multinacionales, porque si tuviesen que depender exclusivamente del cliente nacional, más pronto que tarde se estrangulan por el nefasto sistema de impuestos que rige nuestro país.
Durante décadas resultaba más práctico vender el producto a una distribuidora extranjera a bajo coste, que competir en el mercado nacional. Caso de las hortalizas, frutas y verduras en general, pero también en los demás sectores, como en la fabricación de componentes electrónicos, plástico, aluminio, etc. Era más práctico y es más “sensato” vender la materia prima o partes de un producto manufacturado a una marca, que soportar el peso fiscal de dicha marca, con todo lo que conlleva. Para soportar una marca en España, se debe seguir el modelo de Inditex, por ejemplo, pero para conseguir el nivel “multinacional” de un Grupo Empresarial, éste tuvo que producir y vender principalmente en el extranjero, así que volvemos a lo mismo.
Las leyes españolas que protegen a los grandes monopolios son los que impiden a los emprendedores ofrecer alternativas de futuro en nuestro país. Solamente quedarán obsoletos los monopolios cuando resulte inviable su explotación (caso del carbón y el mercurio por ejemplo). Paradójicamente, soluciones innovadoras sugeridas por emprendedores españoles en otros países, son los que retornarán a España pero bajo nombres de marcas extranjeras. Pero creo que resulta tan evidente que continúa latente este retrógrado concepto, que simplemente me he permitido recordarlo para dar sentido a las empresas emprendedoras en España que no tienen otro remedio que buscar sus clientes potenciales fuera de nuestro suelo. Pero claro, todo tiene sus pros y sus contras, y opiniones, como las de este vídeo de lo más interesante, que analiza desde otro punto de vista la energía solar.
En el sector tecnológico, con españoles a la cabeza de las investigaciones más avanzadas, por ejemplo en el MIT con el valenciano Pablo Jarillo, con los avances sobre el grafeno y la nanotecnología, y varias universidades, como la de Granada, pionera en el desarrollo del grafeno y otros materiales duros, resistentes y superconductores, etc., resulta que en España no se crea ninguna empresa que elabore productos que conlleven dicha tecnología puntera, sino que se fabrican en China, Japón o Estados Unidos. Existen algunas excepciones, como la antena fractal para la telefonía móvil (Fractus), desarrollada en Barcelona y que tuvo que denunciar a las multinacionales por copiarles la patente… Pero en nuestro país los dirigentes no han apostado nunca por la empresa emergente que “desafíe lo establecido”.
En la década de los 90s del siglo pasado, España llegó a ser la primera potencia mundial en la fabricación e instalación de tecnología para producir energía eléctrica renovable y no contaminante. Numerosos espacios en tierras yermas e inservibles se llenaron con parques eólicos y fotovoltaicos, cubriendo el 15 % de nuestras necesidades energéticas totales. A ese ritmo de fabricación e instalación, hoy en día tendríamos cubierto el 100 %, con un excedente energético suficiente como para vender energía a varios países más.
Pero nos estancamos y seguimos en un 17 % de energía producida de manera sostenible, algo increíble para el que mira la vida con coherencia. Bien es cierto que hace tres décadas la Eléctrica Española (en comunión con Endesa) había adquirido una central térmica que debía explotar, pero pudo hacerlo mientras instalaba los nuevos sistemas. Ahora se le ha quedado obsoleta la central y no tiene infraestructura alternativa, así que debe comprar a otros países la energía que le falta. ¿No es absurdo? Pues ese es el proceder decimonónico de nuestros dirigentes, más ocupados en mandar y hacerse obedecer, que observar las posibilidades de futuro. Les da lo mismo la fuente y las sanciones internacionales, ya que es el consumidor quien paga las facturas y los platos rotos por sus malas decisiones.
Mientras tanto y en vista de este panorama ¿qué hacen las empresas que quieren ofrecer alternativas tecnológicas y que no quieren rendirse a una ley del Sol retrógrada y sin sentido? Porque aunque se retire dicha ley, se seguirá protegiendo a la Eléctrica y su monopolio, el más grande del mundo, por cierto, en lo que a energía eléctrica se refiere. Pues lo dicho en un principio: vender en el extranjero. Así he podido comprobar que los dos parques fotovoltaicos más grandes del mundo, uno en Estados Unidos y el otro en Australia, los han instalado empresas españolas. Mirando las empresas más modestas, me ha sorprendido que existan una buena cantidad por todo nuestro territorio, capaces todavía de “renovar” nuestro obsoleto sistema eléctrico. Entre dichas empresas se encuentra Industrias Seguí S. L., una empresa con domicilio fiscal en la ciudad de Alcoy (Alicante), y que acaba de instalar precisamente 6.060 placas solares en el término municipal de Yecla (Murcia), pero que también ha operado y opera por los cinco continentes. Por ejemplo estuvo en Jamaica instalando antes de este proyecto de Murcia.
Industrias Seguí es un ejemplo de renovación y emprendimiento. Dedicados más de un siglo a la fabricación de maquinaria textil, continuaron trabajando un departamento de I+D en vez de conformarse con la quiebra del sector textil a nivel local y nacional. Han sabido adaptarse a las nuevas demandas y sumar sus conocimientos de Ingeniería a las nuevas tecnologías. Intentando siempre rodearse de buenos profesionales. Se “subieron al tren” de las energías renovables y sus producciones son ahora espectaculares. Diseñan, fabrican e instalan sistemas estructurales para proyectos fotovoltaicos y térmicos sobre todo tipo de suelos y cubiertas. Su buena política de precios además la está situando en posición puntera en el sector energético.
Entre proyectos e intervenciones de esta empresa, podemos soñar en amplias azoteas urbanas equipadas con la nuevas células fotovoltaicas que os presenté en un post anterior. Podría suponer hasta un 50 % de la energía consumida por una ciudad. Los 16.000 m2 del proyecto de la Universidad de Valencia, ya les supondrá el 10% de ahorro en energía. Se evitará el vertido de 750 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera por año. Con los Huertos Fotovoltaicos se puede abastecer a empresas y zonas rurales de manera limpia y sostenible. Proyectos de éxito ya realizados o en realización, los encontramos en las provincias de Albacete, Almería, Ciudad Real, Cuenca, Murcia, Toledo, Valencia y Alicante, pero también en la Unión Europea, como Bari (Italia), Potiers y Limoges (Francia), etc.
Lo que más me ha llamado la atención de esta tecnología ofrecida por Seguí, son sus “Seguidores”, unos paneles orientables que de lejos parecen campos de flores “futuristas”, diseñados para el máximo aprovechamiento de los rayos del Sol e ideales para las zonas donde se disfruta de menos horas diurnas. Para terminar, me gustaría incidir en el mensaje principal: las empresas deben adaptarse a los nuevos tiempos, pero para conseguir que la Empresa española prospere y sobreviva, primero debe invertir en un competente departamento de I+D, única manera de realizarse como empresa puntera en su sector. Y algo no menos importante, que se dedique el sistema de gobierno a facilitar el desarrollo de proyectos y emprendimientos coherentes, que escuchen la voz de los científicos y expertos en general, que abran los ojos, pues está demostrado: lo que una vez fueron simples proyectos de incierto futuro, son ahora las empresas más grandes del mundo (Microsoft, Apple, Facebook, Toyota, Mercedes, etc).