Si preguntamos a Google por qué los ingleses conducen por la izquierda, podremos observar que nadie acierta con la solución correcta, pues se basan en hipótesis alejadas en el tiempo, como “desde los tiempos del Imperio Romano”, o porque al ser diestros, en la Edad Media resultaba más práctico circular por la izquierda y facilitar la defensa personal al desenvainar la espada.

Se han realizado muchos estudios al respecto. En universidades prestigiosas de Japón, Suecia y de la misma Inglaterra, se ha querido demostrar que científicamente resulta más “beneficioso” circular por la izquierda, donde se supone que se disfruta de mejor y amplio campo visual y que es más natural a nuestras costumbres. Realmente no he observado ninguna diferencia apreciable entre cualquiera de ambos sentidos. Fue simplemente un “acuerdo”, primero verbal, luego de costumbre, para no tropezarnos los unos contra los otros, que terminó en formato Ley Escrita en los tiempos de la Ilustración, cuando Napoleón se empeñó en que “todo estuviese regulado”. Fue en este tiempo cuando adoptamos el metro, el litro, etc., todo tipo de pesos y medidas, en un acuerdo global para que toda Europa se “ordenara” del mismo modo. A Inglaterra, con su gran Imperio, lo que ordenara este señor francés le traía sin cuidado, y no iba a modificar su costumbre de circular por la izquierda porque así se le ocurriera al Corso.

A la pregunta de por qué los ingleses circulan todavía por la izquierda, y con ellos, el 28 % de la población mundial, pues otros países también siguen esta costumbre, proviene de la Primera Ley de la Historia para la Regulación del Tráfico (tránsito para ser más correcto), redactada en Roma por Orden del Papa Bonifacio VIII, sobre el año 1300, tras ver atónito un aplastamiento por carros de personas que se agolpaban a la entrada del Vaticano, en las calles adyacentes a la Plaza de San Pedro. A partir de dicha fecha, todos los países cristianos adoptaron dicha medida, no como una imposición, sino como una solución práctica y saludable de circular por las ciudades, extensible también a los caminos. Dicho consejo se adoptó en Londres y pasó a convertirse en costumbre nacional. En el resto de Europa, quizás con menos problemas de tránsito de carros y seres humanos, se adoptó en numerosos lugares, pero no pasó a ser una costumbre generalizada, adoptándose eso si, en pueblos y ciudades, hasta tiempos de la Ilustración, cuando se decidió circular por la derecha, como ya os he contado antes.

Actualmente 13 países situados al sur del continente africano, toda Oceanía, 19 pequeños países del continente americano (Centro y Sur), 17 asiáticos, algunos tan poblados e importantes como Japón, Pakistán, La India, Singapur, Indonesia, Tailandia o Malasia, y 8 países europeos, entre ellos el mismo Reino Unido, Irlanda o Chipre circulan por la izquierda, así que este sentido de la marcha no es un “capricho” inglés, sino una costumbre tan acertada como la otra, pues ese es el dilema en definitiva: que las posibilidades de elegir una u otra dirección siempre fue del 50 %, que es una costumbre como otra, y que los seres humanos no nos ponemos de acuerdo ni en algo tan sencillo como debería ser el circular correctamente por un camino.

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