De sobra es conocida la práctica mercantil de trasladar a los países pobres la fabricación de los productos de las grandes marcas multinacionales. Esta práctica, si no recuerdo mal, se generalizó por los años 1980s y, unida a la reconversión de la Banca, generó el fenómeno de la Globalización. Una década antes, la Johnson & Johnson adquirió, por las buenas o con opas hostiles, todas las importantes marcas químicas y fábricas de jabones y sus derivados del mundo, punto de partida de dicha Globalización y que ahora nos pasará factura. ¿Nadie se pregunta de dónde han podido salir en tan poco tiempo más de 12 mil millones de frasquitos (viales) para contener la vacuna para el COVID-19?

Si a eso sumamos las decenas de miles de empresas ficticias y fideicomisos que blanquean grandes fortunas del arte y la música, del narcotráfico, también del resto del dinero “ilegal” en general, en paraísos fiscales, y que cada vez empobrece más a los trabajadores de todo el mundo, por el precio inalcanzable de la vivienda, obtenemos Populismo, el fenómeno socio-político que terminará por romper el saco del rico y empobrecer las naciones irremediablemente. El único camino que les queda a las naciones para seguir enriqueciéndose es imitar lo que hizo Hitler: ocupar nuevos territorios para expoliarlos, como hace Putin. Provocar grandes conflictos bélicos y exterminar a una gran parte de la generación joven, sería el siguiente paso.

¿Por qué no se habló sobre Gibraltar tras el Brexit del Reino Unido? Pues sencillamente porque a la élite de España nunca le interesó recuperar el Peñón. De vez en cuando los políticos de turno “hacen como que reivindican su españolidad”. Casi 50.000 empresas españolas (más de la mitad de ellas registradas en el sector de Juegos y Apuestas, y el resto son empresas ficticias) operan desde este paraíso fiscal, paraíso donde ocultan sus beneficios delincuentes del robo, del narcotráfico y los pelotazos de políticos corruptos desde España. ¿Cómo va a interesar a los que se benefician la desmantelación de este nido de piratas?

En el año 2014 más de 40.000 chinos dedicados al Calzado detuvieron la producción, organizaron una gran huelga en protesta por los salarios bajos abusivos, y dejaron a varias marcas famosas sin poder atender el stock para sus novedades. Durante más de tres décadas los asiáticos trabajaron a dólar la hora para enriquecer a todos esos personajes multimillonarios que vemos en Forbes, pero eso se terminó. Ya no resulta tan rentable la mano de obra asiática, ya que no es lo mismo ganar 10 mil millones que 5 mil millones. El aumento medio de un dólar a dos, supone dejar de ganar muchos millones, y eso no gusta a los avariciosos “inversores”. ¿Pero a dónde se dirigen los beneficios de todas estas empresas que operan internacionalmente? ¿Realmente les llegan a las marcas dichos beneficios netos? ¿Por qué Amancio Ortega, por ejemplo, no paga sus impuestos en España, donde reside, de todas sus factorías en el extranjero y España así pagaría los impuestos a su vez a los países donde este español abre sus negocios? ¿No sería lógico seguir este mecanismo inversionista por todos para que fuese transparente lo financiero? Argelia, por ejemplo, prohíbe que sus residentes transfieran cantidad alguna de dinero al extranjero. No pueden comprar por ebay nada del extranjero, ni efectuar pagos por Pay Pal sin declarar la transacción. Pero los países “libres” no tienen obstáculos para este tipo de transacciones, al menos para cantidades “modestas”. ¿Quién determina las leyes internacionales financieras? El que las leyes sean distintas en cada país da pie a la especulación, al mercado negro y al status qvo financiero.

“Paraísos Fiscales” son un puñado de islas y bastiones sin interés alguno, casi deshabitados, pero donde se mueven 50 billones de dólares anuales, bajo el beneplácito de la City of London (la mitad de la riqueza monetaria del planeta). El PIB de Reino Unido no supera los 3.3 billones de dólares, cantidad que también alcanza solamente el estado de California. El hacerse pública la lista de “clientes” de Las Bahamas, los famosos “Papeles Pandora”, en mi opinión, son los que forzaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pues ya son tres las veces que ocurre una filtración de este estilo, desde el 2013. Con un puñado de ciudades y “bastiones” estadounidenses que también operan como paraísos fiscales, resulta que el 70 % de la riqueza (en dinero) del planeta lo manejan bancos (o los llamados fondos de inversión) de estos dos países a través de paraísos fiscales.

Reino Unido no tiene recursos, ni industria ni comercio ni colonias, lo cambió todo por las finanzas justo en los años 1960s. Cerró la mayoría de sus fábricas. En la City de Londres se mueven 2 billones de dólares al día. El fallo de seguridad con la consiguiente filtración de la comprometida lista de “evasores de capitales y/o impuestos” de Las Bahamas, si no querían perder su estatus de “lugar seguro” ni estar supervisado por un poder “superior” (entiéndase la UE y FMI), no les quedaba otro remedio que engañar a más de 67 millones de británicos con un referéndum amañado, y abandonar a sus países asociados (entiéndase políticos e inversores de otros países “libres” europeos). De esa forma, pretenden las élites del Reino Unido, transformar todo su país en un gran paraíso fiscal cuando no supo “proteger la privacidad” del dinero en Las Bahamas. El costo será la pobreza de los británicos para que los avariciosos políticos sigan enriqueciéndose, y por eso tres primeros ministros en tres meses dimitieron, porque no aciertan con la fórmula más adecuada para salir del enredo producido. Veremos cuánto dura el, por primera vez, primer ministro “extranjero” elegido. Pero sigamos analizando cuestiones.

Las nuevas fórmulas de explotar al prójimo se pueden ver en Amazon, Glovo, empresas de mensajería, etc. Siguen con la política de malos salarios y gran explotación del trabajador, aunque se enmascaran con los altos salarios que reciben sus ejecutivos para que la media parezca “correcta” a ojo de estadística. Pero no es ese solo el resultado de la mala praxis industrial y mercantil de este abusivo Capitalismo Global, comenzado en los 70s.

El resultado de la avaricia mercantil dejó a Estados Unidos y a los países ricos que imitaron sus prácticas, como unos solares yermos y sin valor (precisamente por sus altos precios en el mercado). Los muy canallas nos quieren hacer creer (los políticos) que existe un esfuerzo por salvar el medio ambiente, el Ecologismo, nos dicen, cuando realmente es el resultado de la venta de toda la industria y la capacidad nula de volver a un estadio anterior, de volver a instalar lo trasladado, pues sería un gasto de inversión demasiado elevado y sin futuro, ya que no podrían competir con la misma industria asiática de la que se proveen, ni de las energías, que siguen una hipócrita política de Ecologismo.

Estados Unidos y Reino Unido “viven de renta”. Todas las multinacionales que tienen sus sedes en estos dos países no producen, salvo pocas excepciones. Sus marcas productoras pertenecen a capitales árabes, asiáticos o judíos, y en el caso de Reino Unido, se debe sumar a los hindúes (origen del actual Primer Ministro) y pakistaníes. En estos dos países de Occidente ya los salarios son insuficientes para cubrir el nivel de vida. Los trabajadores de Amazon en Seattle, por ejemplo, duermen en el hall del Ayuntamiento porque sus salarios no llegan para alquilar una vivienda. Vivimos en una sociedad con herramientas del futuro pero con un sistema político del pasado. Estados Unidos y Reino Unido no son más que putas del sistema financiero que crearon. Son “esqueletos con dinero”. Pueden comprarlo todo, pero son ancianos que no producen. Sus industrias, hasta las armamentística, depende de componentes fabricados por todo el mundo, una táctica empleada por España desde el siglo XVIII al menos. AY España, hemos enseñado al mundo y nos han superado los imitadores y crecido los enanos. Inglaterra repitió lo que hizo España cuando perdió su imperio, pues siguió manejando los capitales de Cuba (Tabaco y Azúcar) y otros países, pero Inglaterra nos superó también en eso cuando lo hizo en 1960 con sus colonias, quedándose para si las finanzas. Pero tarde o temprano perderá el control de los capitales, como lo perdió España.

En España se imitó lo que se hizo en el Reino Unido y Estados Unidos desde 1980, con las normas internacionales actuales, es decir, se vendieron todas las empresas nacionales y ya las grandes marcas producen en Asia. Aunque Inditex da muchos contratos a empresas españolas, el inmenso volumen productivo que la abastece sigue siendo Asia. Entonces debemos preguntar a estos “listos” de la Economía: ¿Qué hacemos ahora? ¿Hasta cuándo y cuánto costará a cada contribuyente la manutención de un sistema creado cuando la Industria estaba instalada en nuestro suelo? ¿Cómo podemos mantener a más de 3,5 millones de improductivos funcionarios si son insuficientes las empresas que producen en España? Si nos fijamos, todos siguieron un proceso de “reconversión”, hasta la Banca. Se perdieron millones de trabajadores en la Pesca, Ganadería y Agricultura para entrar en la UE. Se cerraron miles de fundiciones y astilleros. Las minas, algunas de las mayores del mundo (como el mercurio), están cerradas. Por culpa de las políticas abusivas en impuestos (las comisiones), resulta más rentable comprar aluminio del extranjero ya acabado que producirlo. Resulta increíble, pero al Estado no le interesa que nadie abra una factoría si no es extranjera. En mi ciudad, en cada salida existen macro factorías para producir ladrillos, cemento, aluminio, cigarros, etc., todas cerradas o con producciones simbólicas, cuando hace dos décadas más de 6.000 trabajadores podían vivir solamente de las comentadas. A cada cierre de una gran empresa, el Gobierno de turno prometió que sería la última en hacerlo, pero se han sumado tantos miles que sólo tienen cabida las empresas innovadoras de cada sector.

No podemos caer en la trampa de las estadísticas. Los políticos os dirán que tenemos más industria que hace 50 ó 40 años, y son datos engañosos porque se debe medir en proporción a los habitantes. No es lo mismo disponer de 20.000 grandes empresas hace décadas que ahora, por la sencilla razón que entonces éramos 30 millones de habitantes y ahora somos casi 50.

La avaricia contagiosa de los empresarios nos llevó a la Globalización. Este sistema posee unas pocas ventajas en general, pues ha permitido subir lentamente el poder adquisitivo de los asiáticos, donde viven 2/3 de la Humanidad, pero esta mayoría sigue soportando regímenes totalitarios y hasta esclavitud. Ha creado más problemas que ventajas, pues los niveles de contaminación se concentra especialmente en China, por eso, la guerra del ecologismo es la que se quiere emplear contra éstos. Además, las reglas sociales y económicas difieren de un país a otro.

El problema más grave es que ya no se puede sustentar en Occidente a todo ese gran ejército de cargos públicos y personas improductivas, haciendo imposible la prosperidad del trabajador activo. De modo que todo pasa por “eliminar” a los improductivos, despedir a los políticos de Occidente y emplear a profesionales en cada ministerio, los justos, así como disponer de un funcionariado bien distribuido y eficaz, pues la mayoría ni siquiera acuden a su puesto de trabajo, amparándose en unos derechos que el resto de trabajadores no tiene. Tenemos que reconvertir nuestro sistema, pues ya no se puede bajar más el listón de los salarios, subiendo en cambio la de estos improductivos. Los precios seguirán subiendo porque es la única respuesta que conoce el empresario y el comerciante ante malas políticas económicas. Malas para la mayoría, por supuesto, ya que está diseñada para que el dinero regrese siempre al lugar de origen: bancos y políticos. Por último, exponeros un ejemplo práctico de cómo circula nuestro dinero y cómo llega sí o sí a esta mafia financiera establecida en la City of London, incluido el dinero que llevamos ahora mismo en el bolsillo.

¿Cómo es posible “descontrolar” todo ese dinero no registrado por el comercio de drogas, apuestas y trapicheos ilegales en general? Pensamos que los paraísos fiscales son como cajas fuertes para los que evaden capitales, para los Julio Iglesias o Donald Trump que ingresan allí sus capitales no registrados para pagar menos impuestos. Son miles de “ricos y famosos” de todo el mundo que depositan allá parte de su riqueza. Curiosamente gran cantidad de ellos son políticos de todas las ideologías, cuestión que ya debería de abrir los ojos a la sociedad de una vez por todas. Pero eso representa solamente un pequeño porcentaje de las cantidades ilegales que se manejan en dichos paraísos fiscales. Las verdaderas operaciones financieras suceden con avales afincados en estos enclaves. Cuando apartamos de la lista de los “Pandora Papers” a los desconocidos, a los que nunca hemos sabido reconocer, por no pertenecer a ningún círculo político, artístico o financiero, localizamos a los que manejan los grandes caudales financieros, identificamos (nombres reales o ficticios) a los que protagonizan las finanzas en el mundo, a los mafiosos que poseen los grandes fondos de inversiones, capaces de reunir más de 11 billones de dólares, una cantidad aproximada a la mitad del PIB de los Estados Unidos (22,6 billones).

Nassau, capital de las Bahamas

Todos sabemos cómo circula el dinero de la droga, lo hemos visto mil veces en películas y relatos de periodismo de investigación. El gramo de farlopa que consumes lo pagas al camellito minorista, que a su vez lo compra a un distribuidor mayor. El dinero pasa de camello en camello, cada cual llevándose su porcentaje, hasta que llega al proveedor de “al por mayor”, al cártel que controla el cultivo y la principal distribución por los países. Los socios de los cárteles son políticos corruptos y/o mandos policiales de los países donde se va a distribuir la droga. Estos dos delincuentes (proveedor y sobornado/socio) pueden amasar grandes fortunas periódicas en metálico que no están registradas. Hoy en día, cualquier agente financiero está capacitado para abrir una cuenta en un paraíso fiscal y realizar ingresos de grandes cantidades, siguiendo las normas internacionales (no escritas) que marca la City. Del mismo modo que pasa la droga los controles de aduanas, pasa el dinero sucio a los paraísos fiscales. Este negocio del dinero sucio, es otro “oficio” que no cuenta para las estadísticas de la riqueza, cuando es más importante que el negocio de las armas y de la misma droga en sí, por ejemplo.

La circulación del dinero de las apuestas sigue un protocolo similar. En España mismo, cuando se reguló en 2014 el sello “Juego Seguro”, fue sencillamente un “soborno” para las plataformas que operen en la “red” española, en los wallets (bolsillos) que procedan o se dirijan a las entidades bancarias españolas. Dichas plataformas desviarán un porcentaje de sus ingresos por llevar dicho sello a las arcas del Estado Español. El sello asegura el pago de impuestos, aunque cada plataforma tiene sus mecanismos para pagar mayor o menor cantidad. Pueden, sencillamente, crear un nuevo wallet y evitar la casi totalidad de los registros para pagar simbólicamente. Cuando apuestas 300 euros y los pierdes (puedes estar seguro de que los perderás), el wallet de la plataforma se quedará tu dinero. Dicho wallet dirige regularmente el flujo de dinero a una entidad bancaria británica de Gibraltar, pero dicho capital no se registra como “dinero gibraltareño o británico”, sino que pasa a dominio de la City of London, dentro del municipio de Londres, y que tiene su propia legislación financiera, operando al margen de la jurisdicción británica.

El enredo político actual en el Reino Unido viene precisamente porque los políticos británicos no tienen jurisdicción ni el poder para manejar los billones de libras que atesora la City, en forma de dólares y divisas de todo el mundo, una paradoja que dará con el fin de una era imperialista inglesa y con la quiebra total del Reino Unido. Por eso se pide el regreso a la Unión Europea, por eso la triste etapa política que se vive, con tres primeros ministros que dimitieron en menos de tres meses. El dilema estriba en “reconfigurar” Gran Bretaña para convertirla en un gran paraíso fiscal, poder echar mano a esos billones, tal y como hicieron los atenienses con los fondos de las polis griegas hace 25 siglos (ya está todo inventado), algo que intenta también la ciudad de Austin (Texas), por ejemplo, pero llegar a conseguirlo choca con una complejidad sin precedentes en la Historia de la Humanidad. Tarde o temprano, la avaricia romperá el saco. Si eso falla, siempre queda declararle la guerra a Rusia, la forma que siempre tuvimos de «resetear», quizás más pronto que tarde.

César Metonio

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