Resulta muy recurrido saber preparar un bizcocho pues puede usarse como base para cualquier desayuno y merienda, cómo no, también indispensable para la elaboración de todo tipo de tartas (heladas también), y combinarse con numerosos ingredientes dulces principalmente, aunque también existen muchas recetas gourmet donde se combinan también ingredientes salados, como el marisco (aunque yo no lo recomiendo porque no resulta agradable un bizcocho mojado en salsa con sabor a marisco. Existen mejores bases para ello, como las tartaletas de hojaldre).

La receta típica del bizcocho (llamado queque en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria) se puede situar perfectamente en la Edad Media, donde ya encontramos referencias casi idénticas en el siglo XIV y en toda el área mediterránea del territorio nacional. Probablemente sea una receta elaborada y perfeccionada en los conventos, pues el mundo islámico apenas usaba la levadura, para luego llegar a popularizarse en todos los hogares tras la Reconquista. Típico también en Portugal, la receta se dio a conocer en América y en gran parte del Continente Asiático, siendo muy apreciado. Un bizcocho debe quedar siempre esponjoso y para ello se hace imprescindible que lleve huevos, harina y levadura. Pero os paso una medida exacta para preparar un gran bizcocho, ideal para mojar en el café con leche o en chocolate a la taza.

Ingredientes

  • Huevos – 5 unidades
  • Harina – 250 gramos
  • Azúcar – 250 gramos
  • Leche – 50 mililitros
  • Aceite de oliva – 50 mililitros
  • Levadura – medio sobre
  • Esencia-extracto de vainilla o azúcar vainillado
  • Ralladura de un limón
  • Sal

Preparación

  1. Comenzamos poniendo el horno a precalentar a 170º. Colocamos papel de horno en la base del molde y engrasamos los lados con mantequilla. Reservamos.
  2. Abrimos los huevos y separamos las yemas de las claras. Añadimos una pizca de sal a las claras y batimos. Cuando empiece a tener textura de espuma, echamos la mitad del azúcar y seguimos batiendo hasta conseguir el punto de nieve. Reservamos
  3. Ahora cogemos el resto del azúcar y se lo incorporamos a las yemas. Batimos hasta conseguir una mezcla blanquecina y ligeramente espumosa. Añadimos la leche, el aceite, la vainilla y la ralladura de limón y seguimos batiendo.
  4. Mezclamos la levadura y la harina. Incorporamos a la mezcla, tamizando. Lo haremos poco a poco y sin dejar de remover. Cuando la mezcla sea homogénea, llega el momento de incorporar las claras al punto de nieve. Lo haremos poco a poco, mezclando con movimientos envolventes.
  5. Vertemos la masa en el molde. Horneamos durante 45 minutos. Pinchamos el bizcocho para comprobar que esté hecho, si la aguja no sale limpia, horneamos unos minutos más. Cuando esté hecho, dejamos templar durante 15 minutos y desmoldamos.

Para un aspecto más atractivo y un sabor más dulce, podemos espolvorear azúcar glass nada más sacarlo del horno, aunque luego cuando se enfríe, espolvoreemos otra vez a cada ración que cortemos. Si lo queremos como base de tarta, este paso no es importante, pues es lógico que las cremas o merengue cubran la totalidad de la base. Os comparto un video para preparar uno de chocolate, para los más golos@s.

 

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