Una lasaña casera resulta un plato apetecible para toda la familia, y es una manera de preparar la pasta de manera distinta y deliciosa, pues viene laminada, invisible, y los niños no dicen eso de ¿otra vez pasta? También tenemos numerosas opciones para el relleno, pues la podemos elaborar con carne, marisco/pescado y/o verduras. Siempre he sido partidario de las recetas sencillas y por eso os voy a compartir mi manera de cocinarla y con muy pocos ingredientes.

La base de mi receta es la lasaña a la boloñesa pero no le añado ninguna hierba aromática, resultando un sabor fresco y natural, y creo que numerosos cociner@s lo han preparado así muchas veces, pues no a todos nos gusta el sabor intenso y aromático de las hierbas y especias. En mi afán por preparar rápidamente las comidas, no os voy a mostrar cómo elaborar la pasta en sí, pues hay comercializada de muy buena calidad, prácticamente idéntica o incluso mejor que la que podemos preparar nosotros sin experiencia.

Pasta

En los mercados hay varios tipos y marcas de pasta comercializada. Para la lasaña preparo desde pequeño la marca tradicional El Pavo (fabricantes desde 1889). Su elaboración es quizás más incómoda, pues hay que sumergir las placas en agua caliente durante 20 minutos y luego escurrir el agua. Tenemos que vigilar que en el proceso no se peguen entre ellas, por eso añado unas gotas de aceite y las remuevo de vez en cuando. Vale la pena sufrir el proceso si queremos una pasta suave y sabrosa.

También está la precocida, y dentro de este tipo encontramos que necesitan algo de remojo y otras que no necesitan siquiera eso, pues van directas al horno y se hidratan con la salsa y la besamel mientras se hornea. De este tipo precocido me encanta El Pavo y El Gallo, pero existen numerosas marcas con un resultado similar. Para los amantes de la pasta, Barilla y otras marcas italianas preparan una pasta que resulta mucho más gruesa, y me refiero a su textura y no tanto por el tamaño, ideal para los que buscan pasta al dente. Fijaros bien en las indicaciones del fabricante por si necesita remojo o no.

La besamel

La besamel suele ser la parte que más complica este tipo de recetas, pues encontrar el punto exacto de cremosidad no es fácil. Tengo medida la cantidad por tantas veces que la he preparado, así que os lo comparto si queréis una besamel más espesa, ideal para la pasta que ha estado a remojo. Suelo poner:

1 litro de leche entera

3 cucharadas de harina de trigo

½  pastilla de caldo de carne (y una pizca de sal)

2 cucharadas de mantequilla

Una pizca de nuez moscada (opcional)

Lleva el cazo con leche a hervir a fuego lento. Añade dos cucharadas de mantequilla y la sal (a mi me gusta media pastilla de Starlux u otra marca de caldo de carne) y cuando esté caliente, ve echando poco a poco la harina. Cuando incorporamos la harina puede formarnos grumos y eso da mucha rabia, por eso se suele batir con la batidora eléctrica y queda todo más homogéneo y sin grumos, pero yo me he acostumbrado a ir removiendo mientras preparo la salsa en el otro fogón y la fuente para incorporarle la pasta. Si quedan algunos grumitos, no os preocupéis siempre que la besamel quede cremosa, pues en el horneado desaparecen. Cuece a fuego lento desde el principio y cuando veas las primeras burbujas del hervor, la besamel debe estar lista. Podemos dejarla unos minutos pero os recomiendo que no supere los diez minutos de reposo pues se va solidificando. Os comparto el video más popular de la Cocina, precisamente sobre la besamel y donde los ingredientes se van incorporando precisamente en orden inverso.

La salsa

La salsa que preparo es muy sencilla. Se sofríe en aceite de oliva cebolla picadita, carne picada de cerdo, ternera o ambas (yo la prefiero de cerdo solo pues queda más tierna), y cuando se vea la carne doradita, se introduce tomate triturado. Sal al gusto. Así de fácil. Como os dije antes, la base es la salsa bolognesa.

¼ de cebolla picada

300 grs magro de cerdo picado (mixta con ternera opcional)

Aceite de oliva

250 grs  tomate triturado

Sal

1/2 pastilla de caldo de carne (la que nos sobra de la besamel, opcional)

Si queremos darle un sabor a la típica bolognesa (boloñesa) italiana auténtica, simplemente debemos añadir unas pizcas de orégano o laurel (opcionales) y poquito de pimienta molida, un vasito de vino tinto, una pizca de hoja de apio y zanahoria picadita. Para seguir la receta de la Emilia Romagna, además incluiremos una pastilla de caldo de carne y medio vasito de leche.

Horneado

Para pasar la lasaña al horno, debemos untar con mantequilla una fuente o bandeja alta y disponer las láminas de pasta sobre ella y ocupando todo el fondo. Vertemos la salsa con una cuchara en poca cantidad pues lo ideal es que subamos al menos dos alturas para que al final también lo cubramos con una última lámina de pasta. No debe sobrepasar el límite de altura de la bandeja o fuente pues luego verteremos la besamel para sumergirlo todo. Por último esparciremos generosamente toda la superficie con queso parmesano y gratinaremos en la zona media del horno, a 180º entre 20 y 25 minutos, dependiendo del grado del tostado que más nos guste.

Existen personas que no les gusta demasiado una besamel cremosa, pues entonces dejáis más tiempo la lasaña en el horno, hasta 40 minutos, y la besamel se secará y sólo la encontraréis en el interior de la salsa. A mi me gusta encontrar la besamel blanca y cremosa en cada porción que extraiga de la bandeja, así que no gratino más de 20 minutos. Por último, deciros que he probado cocerla al microondas y sólo me ha salido bien si la pasta se ha puesto en remojo 10 o 15 minutos, ya que la precocida, la que va directamente del envase a la fuente, no se cuece con normalidad y sale dura. Así que también se puede hornear al microondas en tan sólo 8 minutos a 700 W. y con la pasta previamente a remojo.


Lasañas de otros sabores

La besamel siempre se prepara del mismo modo aunque cambiemos los ingredientes de la lasaña. También la base de la salsa será la misma, es decir, tomate triturado y cebollita picada. Pero en vez de carne podemos poner marisco: gambas, mejillones, almejitas, etc. También podemos poner algún pescado que nos guste. El más utilizado es el atún. Debemos tener en cuenta que el tiempo del sofrito no es el mismo que con carne. Entonces debemos sofreír la cebolla junto al tomate unos 5 minutos, añadir el marisco o el pescado y freírlo todo junto otros tres minutos para que luego se termine de cocer al horno. Las lasañas de verdura no suelen llevar tomate. Espinacas, acelgas, hojas de col, etc. Se hierve en agua la verdura  con un poco de sal para luego sofreírlas con los condimentos que nos gusten, por ejemplo un poquito de ajo, piñones y se ponen como relleno de la lasaña.

Si alguna vez disponéis de todo el día para dedicarlo a la cocina, os recomiendo que veáis el siguiente video para aprender a elaborar una lasaña auténtica, como se hacía antes (nuestras abuelas y bisabuelas). Os aseguro que merece la pena degustar una lasaña tradicional, con su tiempo dedicado a cada parte de la receta.

 

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