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Tras muchos años negando la utilidad táctica de los submarinos en la moderna actuación militar, y teniendo casi olvidados en la base de Cartagena nuestros viejos modelos, con un solo submarino operativo, el Tramontana (obsoleto), la Armada Española está desarrollando uno de los más ambiciosos proyectos de construcción naval de toda Europa, la construcción del S80 PLUS, cuyas 4 primeras unidades están en desarrollo y hace unas fechas se probó el primero de ellos, con relativo éxito en las aguas del Mediterráneo.

La empresa astillera Navantia completó en diciembre de 2019 el ensamblado del primer submarino del programa S-80. La idea era ponerlo “a flote” en octubre de 2020, hacer las pruebas necesarias y entregar el Isaac Peral a la Armada española en septiembre de 2022. El segundo, el modelo S-82 Narciso Muntiorol, en mayo de 2024. El S-83 Cosme García, en marzo de 2026. Y, por último, el S-84 Mateo García de los Reyes, en julio de 2027. Pero la crisis generada por el coronavirus ha provocado un retraso acumulado de seis meses más en la construcción y entrega de los nuevos submarinos. La Armada no podrá disponer de la primera unidad hasta el primer trimestre del año 2023. El almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón, lo reconoció en una videoconferencia organizada por Executive Forum el pasado 6 de junio.

La verdad, se hace necesaria una crítica muy contundente contra este macro proyecto español, pues ya roza un presupuesto de 4.000 millones de euros, de los 1056 millones iniciales (aprobados en 2004), y un retraso de casi una década para la entrega de la primera unidad, prevista para finales del 2012 o principios del 2013 cuando se proyectó. Si a dicho retraso se suma el “relativo fracaso” de su prueba del 2020, tenemos que admitir negligencia, por parte de los directores e ingenieros del proyecto, y “favoritismo” del Gobierno de España para una empresa nacional, Navantia, una de las pocas que le quedan al Estado Español. La explicación de que los sucesivos gobiernos mantengan el proyecto no es otro que un intento por convertir los astilleros de Cartagena en un “punto de venta” internacional de los “mejores submarinos del mundo”, algo que no parece convincente según vemos, pues una de las razones del retraso en su construcción vienen dados por los continuados errores de diseño que se cometen desde sus inicios, errores que se han subsanado “consultando” fuentes nada baratas (empresa francesa colaboradora en otros proyectos y otras) y teniendo que remodelar el submarino al completo en varias ocasiones.

España tuvo siempre seis o siete submarinos operativos en la Armada. Era uno de los pocos países que mantenían un buen grupo y moderno hasta mediados de los años 80s, cuando fueron envejeciendo y no renovados. Pero con un Estrecho de Gibraltar por el que discurren unos 80.000 buques al año, y un número indeterminado de submarinos, se hace necesaria una buena escuadrilla, sobre todo para poder defender dos líneas inmensas de costa, en el Mediterráneo y en el Atlántico. Tácticamente se prefirió una masiva construcción de fragatas y otros buques dotados para la lucha subacuática, y se prefirió operar en la superficie. De nuevo retrocedimos a los tiempos de Isaac Peral, cuando unos ineptos marinos de la Armada y pésimos ministros, decidieron que aquel invento no resultaba útil. Bien, de haber construido a finales del siglo XIX solamente una escuadrilla de 6 submarinos de combate, 3 para las aguas de Cuba y 3 para Filipinas, el destrozo contra la poderosa flota estadounidense habría sido extraordinario, algo que no ocurrió. Y en época moderna, un solo submarino nuclear inglés, puso en jaque a toda la Marina Argentina, en la conocida Guerra de las Malvinas. Así que no creo que la Armada Española haya dicho nunca que los submarinos sean aparatos inútiles tácticamente.

El Submarino S81 Isaac Peral tiene una eslora de 80,81 m., una manga de 11,68 m. y un calado de 6,02 m. Sus motores desarrollan una potencia de 3X1200 kW propulsado por combustible diésel, mixto con motor eléctrico y sistema AIP de nueva tecnología. Su velocidad máxima ronda los 12 nudos. Su autonomía de navegación ronda los 60 días en superficie a 3 nudos y la mitad en inmersión a 4 nudos de velocidad de crucero. La dotación consta de 3 oficiales, 4 suboficiales y 25 marineros. Con la incorporación de 8 infantes de las Fuerzas Especiales, tenemos un total de 40 personas a bordo, un número relativamente bajo para una nave de tal envergadura.

En cuanto a las armas que portará esta clase S80 se enfoca al apoyo de desembarcos de tropas o ya desembarcadas en tierra. Vigilancia de litoral. Por supuesto, ataque y defensa contra fuerzas navales hostiles. Estarán dotados de detectores de minas, sonares activos y pasivos, y sofisticados sistemas de defensa contra naves antisubmarinas de superficie, submarinos convencionales y nucleares. Todos estos sofisticados sistemas de sensores se han desarrollado en España y se han exportado a numerosos países, excepto el sonar cilíndrico de casco y el de flanco, el Telémetro Sonar y el Interceptador Sonar, desarrollados en la Lockheed Martin estadounidense. El Sistema de Comunicaciones Integradas ICCS se fabrica en la EID portuguesa. Los periscopios y sistemas optrónicos y las antenas se fabrican en Estados Unidos por la empresa Calzoni. Todos los demás materiales y componentes se fabrican en diversas empresas españolas para ensamblarse luego en Cartagena.

El armamento de “respuesta” más llamativo lo protagonizaban los misiles Tomahawk, pues este submarino está diseñado para instalarlos, contra objetivos en tierra, pero no está confirmado que se vayan a dotar por el momento y quizás se instalen otros misiles de crucero de fabricación española y de última generación probados hace poco por la Aviación en sus F-18, el TAURUS KEPD-50. Quizás se armen con otros misiles menos “famosos”. Para los buques les espera la contundencia de los temibles misiles UGM-84 Sub-Harpoon Block II, también estadounidenses. Los sistemas de lanzamiento de torpedos y contramedidas, carga de armas y los 6 tubos de lanzatorpedos son de fabricación británica. Los torpedos pesados DM2/A4 se fabrican en Alemania. Empresas españolas fabrican los silos y sistemas de armas además de las minas Multiinfluencia.

El retraso en la fabricación de este poderoso submarino español ha hecho perder clientes potenciales, al menos 5 países, que han decidido adquirir unidades por otros fabricantes competidores. Bien es cierto que en teoría, el submarino español ofrece sistemas y armamento más avanzado y completo que el resto, pero cara al mercado, será difícil encontrar clientes, ya que no todos los países se pueden permitir el mantenimiento de este tipo de unidades en su armada. Se habla de Colombia como primer cliente, pero los retrasos por culpa de la Pandemia por COVID-19, hace que las demostraciones (en formato digital) no sean todo lo convincentes que se espera. Al menos, en esta década veremos restablecida en España la escuadrilla de submarinos que cuide de nuestras costas, tal y como sucede desde los años 50s del siglo pasado.

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