Cuatro equipos científicos llevan casi dos años investigando de manera no invasiva la Gran Pirámide de Keops en busca de pruebas que demuestren lo que los papiros de hace casi cuatro mil años nos cuentan: que existen cámaras secretas donde el Faraón Keops escondió rico patrimonio artístico y mágico (científico) de su época. Dos equipos japoneses, uno canadiense y el CEA francés, se han combinado para realizar escáneres independientemente sobre las mismas zonas de la Pirámide, con el fin de que los resultados se puedan contrastar sin margen de error. Las conclusiones han despertado otra “fiebre” en Egipto, pues desde el siglo IX, hace más de mil años, no se había encontrado nada nuevo a lo conocido en su interior, así que se ha creado una gran expectativa para decidir qué nuevos métodos científicos utilizar para verificar lo hallado en los escáneres.


Hace unos meses se emitió un documental sobre las nuevas técnicas de escáner que se han usado por parte de la Universidad de Nagoya, el CEA, un equipo científico de Quebec (Canadá) y el Laboratorio del Dr. Kanagasi, experto en “radiografiar por muones” todo tipo de superficies mediante tecnología 3D, con unos instrumentos más compactos que sus homólogos de Nagoya. También se contó con la participación de ingenieros y expertos egipcios. De modo que se usaron aparatos de medición térmica por un lado, dos equipos científicos japoneses con escáneres que constan de láminas “atrapa muones”, que son partículas elementales que provienen del espacio y que siguen una trayectoria detectable y diferenciada de las demás partículas, reforzados todos con drones equipados de aparatos láser de medición. El resultado visto en el documental, con la euforia de todos los equipos por la detección de vacíos “desconocidos” en la Gran Pirámide, se ha contagiado a los expertos egiptólogos de El Cairo y a la comisión de investigaciones del Museo y del Ministerio, excepto a la persona más importante en el mundo de la Egiptología: Zahi Hawass, Exministro de Antiguedades de Egipto y una de las mayores autoridades en esta materia, que se ha mostrado bastante escéptico, hecho que se hace visible incluso en el Documental.

El proyecto ha estado dirigido por Mehdi Tayoubi y Hani Helal, siendo la meta principal, radiografiar la Gran Pirámide para comprobar la existencia de nuevas estructuras internas, o confirmar si solamente contiene las conocidas. Pero a pesar del convencimiento de todos estos científicos en que el resultado demuestra la existencia de dos grandes vacíos localizados, uno sobre los sillares oblicuos de la entrada y el otro, mucho mayor en la parte central y a más de 100 metros de altura, justo encima de la Cámara del Rey (también un tercero más pequeño casi en la cúspide), me temo que no son nada concluyentes y me debo mostrar tan escéptico como Zahi Hawass, y explico porqué.

Si buscamos un veneno determinado en una autopsia, existen probabilidades muy altas de encontrarlo, porque nuestro organismo está expuesto continuamente a numerosas sustancias que, complejas o por separado, forman parte de venenos naturales o artificiales. Por eso los análisis forenses siguen un protocolo que no les dificulte la labor. Los científicos de la Pirámide han concentrado su trabajo en hallar cámaras ocultas y si no las han encontrado, se han convencido a sí mismos de que los cambios de temperatura o la falta de registros de muones en algunas zonas, son vacíos y, por consiguiente, cámaras ocultas. Al menos lo que han mostrado en el documental: “La Pirámide de Keops al descubierto”, no me ha convencido en absoluto de hallazgo alguno, pues los vacíos pueden ser perfectamente galerías y conductos de aire o simplemente derrumbes puntuales en la inmensa estructura, que tiene al menos 4500 años de antigüedad.

Sólo existe una forma de comprobar dichos vacíos, y es por un método invasivo: taladrar la Pirámide e introducir un robot con cámara para comprobarlo de manera definitiva. Si se exploran dichos hallazgos se demostrarán dos cosas al menos: que la Pirámide no contiene tantos bloques (siempre se dice que 2.3 millones) y la verificación de los papiros antiguos que cuentan de la existencia de cámaras secretas. Quizás también se pueda demostrar si se construyeron rampas para la colocación de los bloques y del revestimiento o si dichas rampas fueron internas, que sería un mecanismo ingenioso y práctico, mucho menos costoso y colosal que las rampas exteriores. Siento mucho mi desacuerdo con los científicos, que han usado las tecnologías más avanzadas y gastado grandes recursos económicos para respetar nuestra mayor joya de la Antigüedad, pero no me parece concluyente su investigación.

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