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Al menos 1100 cuevas en Cantabria fueron habitadas por homínidos durante miles de años. De éstas, en unas 62 se han encontrado, además de restos arqueológicos, pinturas rupestres. La más conocida de ellas, la Cueva de Altamira, está declarada como Patrimonio de la Humanidad desde el año 1985. Desde entonces, otras nueve cuevas, entre ellas la Cueva de La Garma, han sido declaradas también como Protegidas por la UNESCO (2008).

La Cueva de La Garma se encuentra al norte de una pequeña localidad llamada Omoño, perteneciente al término municipal de Ribamontán al Monte, a unos 30 kms de Santander. Se puede visitar el entorno, que reviste una belleza natural muy interesante para practicar senderismo y Turismo Rural, pero la cueva en si se mantiene cerrada por la gran dificultad de acceso. Así que para ver los restos encontrados tenemos que visitar el Museo de Prehistoria y Arqueología (MUPAC) de Santander, donde existe una sección con un recorrido virtual (3D), gracias a la Fundación Stuart Weitzman, el famoso diseñador de calzado que se interesó por los hallazgos y contribuyó a la excavación y divulgación de la Cueva de La Garma.

Los restos hallados en este yacimiento no serían más llamativos que en el resto de cuevas de no ser por el hallazgo de numerosos restos del Paleolítico de todo tipo, y en particular de un esqueleto de un león de las cavernas, que convierte a la cueva en la única del mundo donde se ha encontrado el de un adulto completo (se descubrió otro esqueleto casi completo en Asturias). Este león (pantera spelaea) que corría por Cantabria hace unos 16.000 años, se extinguió como especie se cree que por competir con el homo sapiens pues, además, se convirtió también en presa apetecible ya que su piel fue muy apreciada. Podía pesar sobre los 360 Kgs y era más alto y pesado que los actuales, aunque sin la melena típica.

Pero si sorprende ver a tan alta latitud un león, no será menos la demás fauna que se ha ido encontrado en la cueva, típica en estos tiempos de la sabana africana, como hienas, elefantes, tigres, hipopótamos, rinocerontes y numerosos herbívoros y animalillos que, ya cadáveres, quedaron encerrados tras el derrumbe de la cubierta de la cueva, formando una maravillosa cápsula del tiempo y que se descubrió muchos años después de las primeras incursiones arqueológicas efectuadas en 1995 por Pablo Arias y Roberto Ontañón.

La Cueva de La Garma consta de nueve secciones de trabajo arqueológico. Se bifurca en dos direcciones conforme se entra por la boca principal. También se ha encontrado una zona de superficie en la parte superior que se habitó hasta tiempos más recientes. En este espacio llamado Castro de La Garma se han hallado restos de la Edad del Bronce, del Hierro y hasta de tiempos medievales.

El registro temporal de la cueva es espectacular pues se han hallado restos de los últimos 400.000 años (restos hallados en el exterior de la gruta). Homínidos Neandertales y Sapiens depositaron sus utensilios y a sus muertos desde hace al menos 80.000 años, así que el descubrimiento tiene un valor incalculable. De hecho, hasta 52 científicos de 8 nacionalidades han querido estudiar sobre el terreno, casi todos europeos. Las pinturas rupestres abarcan tres periodos diferenciados entre los 29.000 y 13.500 años de antigüedad. Del Gravetiense proceden las manos en negativo y trazos no figurativos. Las pinturas de color negro se han datado en el periodo Solutrense, y casi todos los grabados y pinturas de color rojo del Magdaleniense.

De los restos de utensilios, destacan piezas labradas en grandes huesos o un puñal de sílex que formaba parte de un ajuar mortuorio y que procede de Andalucía o del estuario del Tajo. Curiosamente se han hallado cráneos machacados de 5 hombres de tiempo visigótico en una de las cuevas no derrumbadas. Pero todavía queda mucho trabajo, pues algunos estratos tienen 4 mts de grosor, una excavación lenta y laboriosa de 9 secciones y, además, se cree que La Garma era un sistema de galerías comunicada con otras cuevas del entorno, concavidades que fueron usadas como vivienda, pero tras la Glaciación, hace unos 8.000 años, su función iría modificándose, primero como depósitos y talleres, quizás refugios de caza, etc. Queda mucho trabajo y el yacimiento todavía puede deparar alguna sorpresa tan llamativa como encontrar un león gigantesco que se extinguió hace 14.000 años.

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