El Ajoblanco es una sopa fría, típica de las regiones de Andalucía y Extremadura, muy sana y rica, elaborada con pan, ajo y almendras molidas, diluido todo en un poco de agua y aderezado con aceite de oliva y sal. Se puede incluir a veces un poco de vinagre o limón y servir sumergiendo algunos trocitos de melón y/o uvas peladas y sin pepitas.

Según la Wikipedia, su origen se puede remontar a los tiempos de los romanos, e incluso de la Grecia Clásica y podemos asegurarlo con certeza, ya que en el recetario amplio que se conserva, al menos de los romanos, encontramos sopas variadas muy similares, aunque bien es cierto que no he leído ninguna donde intervengan exactamente estos ingredientes (la almendra por ejemplo). Pero que sea antigua no tiene por qué ser sinónimo de importada. Algunas localidades, sobre todo extremeñas, como Puebla de la Reina y Aceuchal, en la provincia de Badajoz, se disputan el origen de dicho plato. Pero todo hay que decirlo, la forma de elaborarlo cambia de unos lugares a otros, siendo precisamente en Extremadura donde encontramos su forma más peculiar de prepararlo y presentarlo. Resulta interesante descubrir dichas peculiaridades por las distintas rutas gastronómicas.

Pero lo que nos interesa es prepararlo nosotros mismos y de la manera más sencilla. Más o menos nos ceñimos a la manera malagueña de prepararlo. Quizás no nos salga la cremosidad y consistencia exigida en cada una de las localidades típicas, pero si conseguiremos un gran sabor y una refrescante y nutritiva comida, ideal para la Primavera y Verano. También podemos presentar este plato en vez de nuestra ensalada típica, porque en la variedad está el gusto.

Ingredientes (para 2 personas)

100 grs de almendras dulces

150 grs de miga de pan

3 dientes de ajo

1 vaso de agua (nos debe quedar más cantidad que la absorbida por la miga)

2 cucharadas generosas de aceite de oliva

1 pizca de sal

Un chorrito de limón o vinagre (opcional)

Preparación

El día anterior machacamos las almendras dulces y las introducimos en un bol con el agua y la miga de pan. Lo guardamos en el frigorífico tapado para que la almendra comparta su sabor y se hidrate. Un rato antes de la comida, lo pasamos todo por la batidora junto a los ajos y el aceite de oliva (también el vinagre o el limón si decidimos incorporarlo), y un poco de sal al gusto. Lo guardamos en el frigorífico un rato para que coja más frío y a servir tal cual en un plato sopero. Lo podemos acompañar con uvas blancas y/o melón, pero también con otro tipo de tropezones si queremos darle nuestro toque personal. Podemos beberlo también como el gazpacho andaluz. Os comparto un vídeo de José Andrés, uno de nuestros cocineros más universales.

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