Los buñuelos de San José (bunyols de Sant Josep) es una receta valenciana que personaliza una tradición muy antigua en España, donde cada región lo prepara con sus ingredientes preferidos y que se suponen procedentes de la época de la dominación árabe, aunque probablemente es más antiguo, ya que los romanos llamaban “globos” a una receta similar, aunque llevaban queso, según cuenta Catón en el siglo II a. de C. Parece documentado que en época morisca existía un oficio de vendedores de buñuelos en Sevilla y Granada, probablemente elaborados con huevo y bañados luego con miel.

La receta valenciana está íntimamente unida a las celebraciones falleras, lleva calabaza, pero simplemente sustituyendo este ingrediente (por boniato, higos secos, etc), producimos los típicos de las regiones españolas donde también se elaboran. Existen  los llamados buñuelos de viento, con una preparación similar, pero varían los ingredientes y merece otro post aparte.

Ingredientes (para 4 personas)

300 grs. Calabaza troceada (hervir previamente ½ kg)

350 grs de harina de trigo (para freír)

25 grs levadura (1 pastilla)

Sal (un pellizco)

Agua templada (2 vasos)

Aceite  de oliva o girasol (abundante, la cantidad depende del recipiente, en la freidora genial)

Preparación

Disolver la levadura en el agua templada en un recipiente hondo, incorporar la calabaza triturada y poco a poco añadir la harina removiendo. Vamos trabajándola bien hasta que quede una masa suave, ni muy dura ni demasiado blanda. Es un poco pegajosa (cuando repose y suba lo será menos).

Cuando la harina esté bien incorporada añadimos la sal. Si la añadimos antes y entra en contacto con la levadura, le restará su fuerza y no subirá la masa. Dejamos reposar al menos una hora. Tiene que aumentar bastante de volumen.

Para hacer los buñuelos, tendremos una sartén honda con aceite abundante y bien caliente. Iremos cogiendo la masa a puñaditos y, con la otra mano un poco mojada (o el pulgar de la misma, si somos muy hábiles), haremos un agujero en el centro de la masa, metiendo un dedo. Os recomiendo una herramienta que podéis adquirir en cualquier ferretería, una buñolera y ahorraros así el proceso, pudiendo freir los buñuelos en un estado más líquido. Dejamos caer en el aceite y retiramos cuando estén dorados. Cuidado con salpicar en el aceite pues las quemaduras son dolorosas.

A la hora de consumirlos, se pueden tomar fríos o calientes, normalmente pasados por un plato de azúcar y canela, acompañados de café con leche o con chocolate a la taza. Resultan ideales para un desayuno y/o merienda  o como postre, y su alto valor calórico compensa las caminatas (y bailes) en los festejos, donde se suelen perder las energías, siendo un magnífico reconstituyente. He leído otras recetas donde se incorpora huevo, la levadura se sustituye por gaseosa y el agua por leche, ralladura de limón (presente siempre en la gastronomía valenciana), consiguiendo una preparación más rápida. Eso ya es cuestión de probar los distintos “truquillos” de cocineros.

Freirlos en un santiamén


Receta comentada

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